Will
se sorprendió cuando Sam comenzó a recoger sus libros. Habitualmente se quedaba
hasta mucho más tarde, de manera que pensó que tal vez se sintiese mal.
-
¿Sucede algo? -- le
preguntó
-
No
-- le contestó mientras metía sus
cosas en la mochila -- ¿Por qué?
-
Es muy temprano, normalmente te quedas
hasta cerca de la medianoche
-
Pudiera ser que solo tuviese sueño -- y
lo miró mientras se echaba la mochila al hombro
-
Pero…
-- dijo él elevando una ceja
-
Pero ¿qué?
-
El modo subjuntivo de los verbos, me
indica que no es así -- y ella sonrió
-
De acuerdo. No, no tengo sueño, tengo una
cita importante -- y para sorpresa del chico, se acercó y le dio
un beso en la mejilla -- Que descanses Will
Por
primera vez no la acompañó a la salida, porque estaba tan paralizado por
aquella inusual muestra de afecto, que cuando reaccionó ya Sam se había
marchado dejándolo con dos sentimientos diametralmente opuestos.
Tal y
como había prometido, una vez finalizada la reunión con Eowaz y de despedirse
de Eve, Iván se fue derecho a la habitación de Sam y llamó a su puerta. La
abrió en cuanto ella lo invitó a pasar y asomó la cabeza dentro.
-
Lo siento linda -- se
disculpó -- pero la reunión demoró más de lo que había
esperado, así que si estás muy cansada podemos hablar mañana.
-
Por supuesto que no, pasa de una vez --
dijo ella sonriendo
Iván
terminó de entrar y fue a sentarse a su lado en la cama donde ella le había
hecho sitio.
-
Te he extrañado tanto Iván --
volvió a decirle mientras se recostaba en su pecho
-
Yo también a ti y lo sabes, pero -- y
tomándole el mentón le levantó la cara
-- ahora quiero saber qué es lo
que está preocupando a esa linda cabecita.
-
Se trata de Gail --
dijo ella para asombro de Iván que se enderezó
-
¿Qué sucede con él? ¿Han tenido algún
inconveniente?
-
No, claro que no -- se
apresuró a contestar -- Es acerca de lo sucedido hoy.
-
No te preocupes linda. Es cierto que no
podemos evitar lo que se avecina, pero suponiendo que la demanda de los Bishop
llegue a un juicio, que no creo porque Gail está reconociendo su culpa, haremos
todo lo que esté en nuestras manos para que tenga la mejor defensa.
-
No se trata de eso -- le
dijo, sorprendiéndolo de nuevo -- Verás, cuando Gail atacó a Denis, Danny y
Mael intentaron detenerlo pero él los empujó. Estoy segura que Mael no quiso
utilizar su fuerza en contra de Gail, pero entonces yo me acerqué a él y… -- se
detuvo y lo miró a los ojos, con lo que no fue necesario que terminase --
Iván, he visto eso en ti y en Eve, y cuando te lo pregunté, me dijiste
que era una característica de su raza. ¿Significa eso que Gail si es un vampiro
y no lo sabe?
-
Veamos Sam, ciertamente Gail no es un
vampiro, ya te explicamos que esa es una condición genética pero que no se
transmite a los hijos, a menos que ambos padres lo sean.
-
Entonces…
-
Entonces
-- la interrumpió él -- lo
que sucede es que pueden heredar algunas de sus características, pero esto no
lo convierte en un vampiro. De modo que no es nada inusual que sus ojos se
hayan tornado rojos si estaba muy molesto.
-
Bien
-- dijo ella con alivio
-
Pero dime algo ¿Por qué te preocupaba
tanto eso? -- preguntó él
-- Nos conoces y sabes que no
somos…
-
¡No!
-- lo interrumpió ella alarmada,
al ver que él podía estar mal interpretándola
-- Sé perfectamente que no son
peligrosos.
-
Al menos no para nuestros amigos --
dijo él sonriendo
-
Tonto
-- replicó ella -- Lo
que me preocupaba, es que una cosa es ser un vampiro, saberlo y ser educado
para controlarse, y una muy distinta sería que lo fuese sin saberlo, porque no
tendría oportunidad de prepararse.
-
Te entiendo, pero no es el caso. Así que
deje descansar a esa hermosa cabecita
Después
de eso estuvieron charlando un rato más, sobre todo de las sorpresivas
declaraciones de Gail y Danny, lo que los llevó a otro terreno.
-
¿Qué ha sucedido con Casander? -- le
preguntó él
-
Nada, seguimos siendo buenos amigos pero
nada más
-
Entiendo
-
Él sigue insistiendo --
dijo luego de un momento -- y yo bueno… he pensado en intentarlo
Iván
la miró durante un momento antes de decidirse a hablar. Aquello estaba mal y se
sentía alarmado. Si ella le hubiese dicho por lo menos que el chico le atraía
de alguna manera, lo habría considerado, pero de la forma como estaba
planteándose las cosas, no era la correcta.
-
Linda, sabes que voy a apoyar tu decisión
sea esta la que sea, pero te sugiero pensarlo bien --
pausó tratando de escoger bien las palabras --
Sam, el amor es un sentimiento, no una formula alquímica. Lo sientes o
no lo sientes, pero no puedes fabricarlo. Si te comprometes en una relación de
la que no estás segura, no solo puedes salir muy lastimada, sino que también
podrías causarle mucho daño a él.
-
De acuerdo --
dijo ella y trató de sonreírle
-- gracias Iván, eres el mejor
padre del mundo
Él la
atrajo de nuevo hacia su pecho y le dio un beso en la cabeza, pero seguía
teniendo la desagradable sensación de que algo no iba bien.
-
Bueno señorita, creo que es hora de que
descanse
-
¡Nooo! Quédate otro rato, hace siglos que
no te veo -- le dijo haciendo pucheros y se abrazó a él
para no dejarlo moverse, mientras Iván reía
En
aquel momento sintieron que la puerta se abría y para sorpresa de ambos fue
Giulian quien entró pero antes de decir nada, Iván interceptó no solo la mirada
del Arzhaelí sino parte de sus pensamientos y abrió mucho los ojos.
-
Parece que constantemente los estoy
interrumpiendo
-
Pues la verdad sí --
dijo Sam -- ¿Se te ofrecía algo?
-
No, yo solo… solo… --
pero no completo la frase y dándose media vuelta abandonó la habitación
con un violento portazo
-
¿Sam?
-
¿Qué?
-
¿Qué está sucediendo?
-
Nada
-
Sam, estás molesta con Giulian y si no
quieres decirme la razón está bien, pero no me digas que no sucede nada, porque
lo que acabo de presenciar, no es la actitud que se corresponde con la Sam que
yo conozco -- hizo una pausa, pero ella seguía sin decir nada --
Linda, si Giulian cometió alguna de sus estupideces, lo más probable es
que ni cuenta se haya dado, pero si me lo dices, puedo hablar con él para
hacerle entender su error, o darle unos buenos golpes, dependiendo del caso.
Lo que
dijo al final, había causado gracia a la chica y le sonrió.
-
De veras Iván, no me ha hecho nada.
Simplemente es… es Giulian, nada más
-
De acuerdo, eso no me dice mucho y al
mismo tiempo me lo dice todo. Sí, definitivamente sí hay algo que te molesta, porque la Sam que yo conozco, vivía
colgada del brazo, del cuello o de cualquier otro lugar de la humanidad de ese
payaso, y ahora…
-
¿Y no te has detenido a pensar, que esa
Sam pudo haber crecido? -- lo interrumpió ella -- Ya
no soy una niña Iván, de modo que eso de andar “colgada” de Giulian como dices,
es una época superada.
-
Claro
-- dijo él mirándola --
Debo tener mucha suerte entonces, ya que la señorita “ya soy mayor” por
lo menos se ha dignado permitir que yo la abrace.
-
Es diferente, tú eres como mi padre y él
es…
-
… tu padrino --
completó él interrumpiéndola
-
Y la verdad no sé cómo mis padres
tuvieron semejante idea. Ese individuo no tiene juicio suficiente ni para
cuidar de sí mismo.
Iván
se sorprendió ante aquella declaración. Le parecía injusto que ella dijera eso,
porque todos sabían que Giulian primero se hacía matar antes de permitir que
algo les sucediese a ella o a Danny. Aunque por fuerza tenía que admitir que le
asistía la razón en cuanto al buen juicio de su amigo. No obstante, por un
momento consideró la posibilidad de que en cierta forma lo que ella había dicho
acerca de estar dejando atrás la niñez, pudiese ser el motivo para su
comportamiento. Sin embargo, por alguna razón, eso no lo convencía del todo. Aun
así, decidió no insistir. Se despidió de ella y abandonó la habitación.
Una
vez en el pasillo, pensó en ir a hablar con Giulian, pero lo conocía lo
bastante bien como para saber que en el estado en el que se encontraba, no
conseguiría adelantar mucho. Sabía, porque lo había visto, que estaba furioso y
celoso, lo que le parecía del todo ridículo porque competir con él por el
afecto de Sam era tan absurdo, que solo podía ocurrírsele a él. Pero como había dicho Sam, Giulian era
Giulian y tratar de comprenderlo era una tarea ímproba. De modo que decidió
irse a descansar, ya averiguaría al día siguiente, qué demonios era lo que
estaba sucediendo, aunque tuviese que “saquear” los recuerdos del muy cabeza
dura.
Pero
no hizo falta que Iván empleara sus poderes para averiguar lo que quería, y del
modo más sencillo. Cuando llegó al comedor, ya estaba allí Eve y por alguna
clase de milagro, Giulian también estaba levantado a aquella inusual hora.
-
Vampi
-- escuchó que decía Giulian -- ten
misericordia y por lo menos una vez en tu vida, déjame en paz. Tengo un dolor
de cabeza bestial y…
-
¿Qué sucedió? -- lo
interrumpió ella -- ¿Tu adorada Angmar
se dio cuenta de que no eres precisamente el paradigma de la fidelidad? Porque
si es eso, me sorprende que te afecte tanto como para ahogarte en alcohol.
-
¿Angmar?
-- preguntó Iván entrando --
Buenos días -- dijo dándole un beso en la frente a su
hermana -- ¿Quién es Angmar?
-
No es asunto tuyo Natchzhrer --
dijo Giulian
-
¿Natchzhrer? -- se
extrañó Eve -- En verdad estas más ebrio de lo que imaginaba
Giulian
se levantó de su silla y abandonó el comedor sin decir una sola palabra más.
Iván notó dos cosas, la primera, que ciertamente Giulian no estaba ebrio. Y la
segunda, que seguía con las ropas de la noche anterior, de lo que podía deducir
que ni siquiera se había acostado.
-
Si a este infeliz no lo mata un Nemhain,
lo matará la bebida -- dijo Eve
-
No digas tonterías, primero, sabes que
eso es imposible, y segundo, aunque quizá haya estado bebiendo no está ebrio.
-
Claro que lo está
-
No, no lo está --
insistió él -- Pero dime ¿quién es Angmar?
-
¡Ah! Es su nueva víctima, y por un
momento tuve la absurda idea de que esta chica en verdad le interesaba, pero
eso era mucho esperar.
-
Vamos por partes --
dijo él mientras se servía el café
-- Para empezar ¿qué te hizo
pensar una barbaridad semejante?
-
¿Barbaridad?
-
Tratándose de Giulian, lo sería
-
No seas necio tú también Iván -- y
él le sonrió con inocencia -- A esta chica la trajo a casa -- al
escuchar eso, Iván se ahogó con el café
-
¿Qué?
-- preguntó cuando recuperó el
aliento -- ¿La trajo aquí?
-
Así es, y te podrás imaginar mi sorpresa.
Parece una buena chica, trabaja en el hospital, pero igual me equivoqué.
-
¿Por qué piensas que estás
equivocada? -- preguntó cautela
-
Porque al principio se marchaba todos los
días después de la cena, o incluso ni siquiera venía a cenar. Pero últimamente
lo hace con menos frecuencia y hace un par de días estuvo Angmar por aquí
preguntando por él, y tú y yo sabemos lo
que eso significa ¿recuerdas?
Pero
Iván no le contestó, estaba muy ocupado haciendo que todas las piezas encajaran
en su lugar. Ahora entendía la actitud de Sam, solo faltaba saber qué era lo
que la molestaba, si la presencia de aquella chica en la vida de Giulian, o que
él estuviese abandonando a la susodicha, aunque para esto último, sería
necesario que esa señorita se hubiese ganado el afecto de Sam. Porque en eso Eve tenía razón, ni Giulian ni
Vlad, se habían molestado nunca en terminar una relación, simplemente las
dejaban de lado. Caso distinto a Dan que se inventaba las historias más
patéticas que se le pudiesen ocurrir para terminar con ellas, pero al menos lo
hacía.
-
¡Iván!
-- exclamó Eve sacándolo
bruscamente de sus pensamientos
-
Lo siento, dime
-
Debes hablar con él, es un pésimo ejemplo
para los chicos, además…
-
Eve
-- la detuvo él --
Sabemos que primero cae nieve en verano, antes de que Giulian cambie y
por otro lado, creo que no debes preocuparte por los chicos, a la luz de los
recientes acontecimientos es obvio que la conducta de Giulian no les ha
afectado en lo más mínimo, así que déjalo en paz.
Los
próximos días fueron algo confusos. Eowaz informó a los chicos de la decisión
que habían tomado con relación a su ingreso al cuerpo de Krigers. En general no
podían creerlo y estaban muy contentos, la única que no parecía en lo más
mínimo emocionada era Sam. No es que estuviese en desacuerdo con la idea,
porque igual sabía que ese era su destino final, ya que ese año habían
comenzado la etapa de educación superior, y todos habían tomado las materias
que finalmente los llevarían a eso, sino que estaba preocupada por sus amigos.
Ya había vivido de forma personal lo que era estar en una misión, y aunque
todos conocían los riesgos, le aterraba la idea de perder a alguno de ellos.
Anne
McKenzie sí protesto en forma ruidosa. En su opinión estaban muy jóvenes aun
para semejante cosa, pero nada pudo hacer ante la firme posición de las chicas,
el apoyo de su padre y el obvio entusiasmo de sus hijos.
Por
otra parte, el asunto de Gail los mantuvo en vilo durante varios días. Peter no
logró nada con los Bishop, estos se negaron siquiera a recibirlo, razón por la
cual Peter les había enviado una comunicación escrita, pero su contestación fue
que no se dejarían manipular por los amigos de los Natchzhrer. Y la sorpresa de
todos fue mayúscula, cuando y a pesar de que Gail había reconocido su culpa,
fue citado a juicio.
Giulian
enfureció y amenazó con ir a hacer pedazos al “individuo ese”, pero finalmente
entendió que aquello, lejos de ayudar a Gail, solo empeoraría las cosas. Sin
embargo, estaba tan furioso que se sentía enfermo, razón por la cual el día que
habían recibido la citación, a final de la tarde y para sorpresa de todos, se
presentó Vlad sin previo aviso. Como es natural, Eve y los chicos se alegraron
mucho de verlo pero Iván gimió internamente, porque ya las cosas estaban
suficientemente mal, como para que ahora en lugar de tener que lidiar con uno,
tuviese que hacerlo con dos.
-
¿Dónde está Giulian? --
preguntó Vlad después de un poco entusiasta saludo a su mujer y a los
chicos
En un
principio Eve se sintió indignada, porque después de meses sin verlo, apenas si
la había saludado, pero enseguida comprendió la razón por la que él estaba
allí. Sin embargo, nadie parecía muy dispuesto a contestarle.
-
He preguntado por mi hermano --
dijo él en tono ominoso
-
Vlad, creo que es mejor que primero te
sientes un momento y me escuches -- dijo Iván
-
Lo único que quiero escuchar es… --
pero no finalizó porque en ese momento sintió un terrible acceso de ira
y dejando a todo el mundo allí, se dirigió a las escaleras
No les
quedó más remedio que seguirlo, porque en opinión de Iván, y todos debían estar
pensando en forma similar, dejar que Vlad escuchase la versión de Giulian acerca
de lo sucedido, era lo mismo que ponerle una diana en el pecho a Bishop.
Cuando
se acercaban a la habitación de Giulian, escucharon el inconfundible sonido de
objetos estrellándose estrepitosamente contra las paredes.
-
Vlad
-- dijo Sam sujetando su brazo --
déjame hablar con él primero
Pero
por primera vez desde que la chica podía recordar, él la ignoró y abrió la
puerta. Por solo milímetros, no resultó herido con un objeto que habiéndose
estrellado en el canto de la puerta, se hizo añicos.
-
¡Largo!
-- gritó Giulian sin percatarse
de a quien había estado a punto de lastimar
-
No hasta que no me expliques qué demonios
está pasando -- dijo Vlad
-
¡Idem!
-- exclamó el Arzhaelí
Obviamente
el estado alterado en el que se encontraba no le había permitido percibir la
presencia de su gemelo.
-
Déjame que yo lo haga --
dijo Iván
-
Sí claro, hazlo --
dijo Giulian -- muero por ver cómo demonios le explicas que
piensas dejar que envíen a tu hijo a la cárcel.
Sería
difícil describir la expresión que adquirió el rostro de Vlad en aquel momento
y a partir de ahí fue necesario que Iván empleara todo su ingenio y paciencia
para explicar del modo más sutil que pudo hallar, lo acontecido durante los
últimos días. Por supuesto, de más está decir que Vlad sustentaba la misma
opinión de Giulian y había ido incluso más lejos, preguntándole a Iván para qué
diablos le servía su poder mental si no era capaz de hacer variar de opinión a
los Bishop.
-
Bien, si tú no haces nada yo sí lo
haré. Ningún Cornwall va a ir a la
cárcel si yo puedo evitarlo -- dijo Vlad dirigiéndose hacia la puerta
-
¡Tío!
La voz
de Gail paralizó a todo el mundo y no porque hubiese sido especialmente alta o
amenazante, sino porque nunca en su vida había llamado “tío”
a ninguno de los dos por mucho que Vlad lo había intentado, de modo que
todas las cabezas se giraron con asombro.
-
Tú no harás absolutamente nada --
dijo el chico plantándose frente a él
-- Estoy consciente de lo que
hice y te aseguro que volvería a hacerlo, porque no estoy para nada arrepentido,
pero del mismo modo sé que están en su derecho de pedir que yo sea castigado
por ello independientemente de que yo lo considere justo o no, de modo que
siendo como soy, responsable del asunto, estoy dispuesto a asumir las
consecuencias de mis actos.
-
Pero Gail…
-
¡No!
-- dijo en forma tajante --
Lamento si esto les causa vergüenza y mancha de algún modo el apellido
Cornwall, pero me parece infinitamente más deshonroso evadir el castigo cuando
uno se sabe culpable y nadie podrá acusarme nunca, de utilizar las influencias
de mis apellidos para evadir mi responsabilidad y ciertamente nadie podrá decir
nunca, que Gail Natchzhrer es un cobarde.
Justo
es decir que las palabras de Gail hicieron sentir a Iván sumamente orgulloso de
su hijo y aunque no inmediatamente pero sí más tarde, hicieron sentir
avergonzados a los gemelos.
El día
de la audiencia Gail se presentó en compañía de su padre y su tía. Un antiguo
Delegado de Justicia del Consejo de Estado, había aceptado hacerse cargo de la
defensa de Gail, por pedido expreso de Peter McKenzie. Entre Peter y aquel
sujeto habían instruido a Gail, en el sentido de que reconociese su
culpabilidad en la presentación preliminar de cargos y se abstuviese de hacer
comentarios del tipo, “lo volvería a hacer”
Fue difícil
para Gail controlarse al ver entrar a los Bishop, Denis para entonces ya se
encontraba bien y sin rastros visibles de la despiadada paliza que había
recibido y tuvo la poco saludable idea de mirar a Gail y reír en forma
desagradable. Sin embargo, Iván se hizo cargo de mantener a su hijo sujeto a su
asiento.
Pocos
minutos antes de iniciar la sesión, Gail miró hacia los asistentes, le
extrañaba que ni sus tíos, ni los chicos hubiesen llegado aún y se preguntaba dónde estarían y por qué se
estaban demorando tanto. A quienes sí vio, fue a muchos de sus compañeros de
escuela, ya que aquel día se habían
suspendido las clases porque Endering había decidido asistir al juicio en
compañía de los alumnos para dar apoyo moral a Gail. Había también otras
personas a las que no conocía pero no le importaba, estaba contento de que sus
compañeros estuviesen allí.
Unos
minutos después de haberse sentado, luego de la entrada en la sala de los
miembros del tribunal, todas las cabezas se giraron hacia la puerta cuando escucharon
el taconeo de varias botas acercándose. Gail casi suelta la carcajada al ver
las caras de los Bishop cuando hizo su entrada, en formación cerrada, un enorme
destacamento del cuerpo de Krigers comandados por Jonathan, con todos los
miembros del Consejo Arzhaelí al frente de la formación y por supuesto sus
amigos venían en la primera fila.
A
pesar de que los habitantes de Arx, que ya se contaban por cientos, estaban acostumbrados a ver a diario a los
Krigers y con cierta frecuencia a uno que otro Arzhaelí, verlos entrar en
aquella sincronizada formación militar y a todos juntos, resultaba realmente
impresionante.
Giulian
y Vlad se separaron de la formación y fueron a situarse al lado de Gail,
lanzando una mirada de ostensible desprecio a los Bishop mientras que Gail veía
que a Denis se le había borrado la sonrisa burlona y miraba a los Arzhaelíes
con cierto temor, lo que produjo una enorme satisfacción al chico, aunque
inteligentemente se abstuvo de evidenciarlo.
El
juicio se llevó a cabo de la forma más expedita posible. Una vez que se hizo la
presentación de cargos, Gail reconoció su culpabilidad de la forma y con las
palabras que le habían sugerido, y para la mayor indignación de los Bishop y
satisfacción del otro bando, el presidente del tribunal luego de una
extraordinariamente rápida consulta con los otros miembros del mismo, había
dictaminado que aquello no ameritaba un juicio, pero ya que los demandantes
habían tenido la poco afortunada idea de llevarlo hasta allí, tendrían que
acatar su decisión. Decisión ésta, que resultó a todas luces muy poco
satisfactoria para los Bishop, ya que le había impuesto a Gail como único
castigo, resarcir los daños que por lo demás y en apariencia no habían sido
tantos, con una suma no muy elevada y nada más.
Una
vez levantada la sesión, fue inevitable que tanto Giulian como Vlad, se
acercaran a los Bishop sin que Iván pudiese evitarlo.
-
Espero que tengan ustedes buena
memoria -- dijo Vlad
-
Porque en su caso, es un asunto de “vital
importancia” -- agregó Giulian recalcando las dos últimas
palabras
-
Si eso es una velada amenaza…
-
No, no,no
-- lo interrumpió Vlad con una sonrisa escalofriante -- Les
estamos diciendo con todas sus letras, que en beneficio de su propia salud se
mantengan a distancia de nuestra familia
-
Y no es una amenaza --
aclaró Giulian con idéntica sonrisa
-- es la afirmación de un hecho.
Dicho
esto les dieron la espalda y fueron a reunirse con los suyos. Llegaron en el
momento que Gail discutía con Jonathan.
-
Jonathan McKenzie --
estaba diciendo el chico -- ¿Se puede saber por qué ellos tienen
uniforme y yo no?
-
Te sugiero que en lo sucesivo modifiques
el tono en el que te diriges a tus superiores jovencito -- le
advirtió Iván
-
¿Qué?
-
Te recuerdo que ahora eres parte del
Cuerpo de Krigers y por tanto le debes obediencia a los Arzhaelíes, y no sé por
qué me parece que se te escapa el pequeñísimo detalle de que Jonathan es
uno --
le dijo Vlad
-
Si no lo haces querido sobrino --
ahora fue Giulian quien habló
-- y ya que te muestras tan
dispuesto a pagar obedientemente tus faltas, terminaras en un calabozo por
insubordinación.
Por un
momento Gail los miró con incredulidad, porque ciertamente no había en toda la
historia de los Arzhaelíes, dos sujetos más insubordinados que aquellos, con la
posible excepción de Daniel Douglas,
pero aquel individuo era tan único como sus desvergonzados tíos.
-
Bien, pero siendo que aún no llevo el
uniforme y aun no he prestado juramento
-- y miró a Jonathan --
Todavía puedo decirte que eres un idiota por haberlos uniformado a ellos
sin esperarme.
-
¿Sabes algo Gail? -- le
preguntó Sam -- Estaba recordando el día que fuimos a comprar
nuestras Gwialen y lo que dijo la señora Leanan.
-
¿Ah sí? ¿Qué cosa exactamente?
-
Ya sabes, aquello de “Amabilidad, Honradez y Valor”
-
¿Y?
-
Pues que pienso que lo del Valor es
indiscutible, la Amabilidad cuando quieres, pero la Honradez es tal, que casi
raya en la grosería.
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