En la
noche ya todo estaba preparado para recibir a los amigos de los chicos. Tanto
Eve como Anne se habían esmerado mucho en el arreglo y los preparativos para la
celebración.
Los
chicos se encontraban bromeando con Giulian y con Jonathan cuando bajaron Aderyn
y Diandra. Ambas estaban preciosas, de modo que Danny, Gail y Mael sacudieron
sus cabezas pensando que no sería una noche muy tranquila, aunque sus
pensamientos iban en distintas direcciones. Danny y Gail ya se imaginaban
teniendo que espantar a unos cuantos imbéciles, mientras que Mael más
observador, hacía tiempo había llegado a varias conclusiones. La primera, que
Aderyn no era y nunca sería un problema, la chica no tenía ojos sino para Gail aunque
el muy necio de su amigo no lo hubiese notado aún. En cuanto a Diandra, ese sí
era un gran problema, porque aunque Mael estaba seguro de que a ella le gustaba
Danny tanto como a él le gustaba su “Di”, ambos parecían decididos a hacerse la
vida mutuamente miserable y en la generalidad de los casos Gail y él se veían
en la necesidad de emplear toda su fuerza o su ingenio para que Danny no le
rompiera el cuello a alguno de los idiotas que siempre estaban revoloteando
alrededor de Diandra. Aún Mael no había tomado una decisión en cuanto a si el
comportamiento de Diandra obedecía a que la chica era una redomada coqueta, o
si lo hacía simplemente para fastidiar a Danny.
-
Vaya, vaya --
dijo Jonathan cuando las chicas se acercaron --
¿Tienen intenciones de destrozar todos los corazones esta noche?
Ese
comentario no hizo especialmente felices a Gail y a Danny. Sin embargo, él
trató de desviar la atención.
-
¿Dónde está Samantha?
-
Ya viene, estaba conversando con
Iván --
informó Diandra
Y efectivamente,
unos minutos después Sam hizo su aparición. Dentro de las muchas cosas que Mael
hubiese podido desear en la vida, estaba el deseo de que Sam fuese menos
atractiva. Había perdido la cuenta hacía mucho tiempo de cuántos individuos
habían tenido que ser “convencidos” de mantenerse lo más lejos posible de la
chica, en caso de que les interesase conservar la buena salud. Pero era justo
decir que aunque Sam parecía despertar un interés mucho mayor que Diandra,
hasta la fecha los únicos sujetos que realmente los habían preocupado, eran
Lery y Casander. El primero, porque era una verdadera amenaza en todos los
sentidos, y el segundo, porque era el único en el que ella parecía haberse
interesado.
Mientras
Mael pensaba en todo esto y la chica se acercaba a ellos, Giulian estaba
pensando en los diferentes cursos de acción que podría seguir para evitar que
el “estúpido niño ruso” como solía llamar a Casander, tuviese ningún acceso a
su princesa. Sin embargo, el que pagó su mal genio fue Jonathan.
-
¡Wow!
-- exclamó Jonathan cuando Sam
estuvo más cerca -- Acabas de hacer que se me paralice el
corazón -- dijo en tono exagerado
La
mano de Giulian se movió como con voluntad propia y fue a clavarse en el
estómago de Jonathan. Por suerte para el chico, tenía una excelente formación y
aunque no pudo esquivar el golpe, si pudo prepararse a recibirlo. Pero Jonathan
era Jonathan y haciendo caso omiso del malestar de Giulian, tomó las manos de
Sam y las besó.
-
Espero que me concedas a mí el primer
baile de la noche, porque después estoy seguro de que no tendré ninguna
oportunidad.
-
Claro
-- dijo Sam riendo con ganas
-- ¿Pero por qué no ibas a
tenerla?
-
Oh vamos señorita -- le
reprochó él -- Con toda seguridad tus amigos harán fila para
lograrlo, a menos que sean ciegos o idiotas.
Ambos
rieron, mientras que Giulian quería asesinar a Jonathan. Mael pensó que la
única razón por la que Giulian no estaba apretando la garganta del
Arzhaelí en aquel momento, era porque de
algún modo había logrado recordar que era su amigo, pero si Jonathan tenía algo
de juicio, sería mejor que cerrara la boca o Giulian perdería la paciencia y la
memoria si seguía emitiendo aquella clase de desafortunados comentarios.
-
Aquí el único idiota eres tú --
dijo Giulian de forma ácida
-
No te pongas pesado Giulian -- le
dijo Sam -- no te preocupes que también guardaré un baile
para ti -- agregó guiñándole un ojo
Pero
antes de que Giulian pudiese decir, hacer o reaccionar de cualquier manera, los
chicos emprendieron la marcha hacia el vestíbulo, porque habían comenzado a
llegar sus amigos. Él la vio alejarse y gimió internamente, si al menos no fuese
tan condenadamente hermosa le habría sido posible tener algo de paz, pero en
las presentes circunstancias, eso estaba muy lejos de lo posible.
-
Vaya trabajito el que me dejaste Dan --
murmuró por lo bajo
Jonathan
se le quedó mirando porque no lo había escuchado bien, no obstante aquel
individuo sentía fascinación por los problemas que le causaba el no poder
quedarse callado.
-
¿Cómo dices?
-
No hablaba contigo.
-
Pues
-- dijo él mirando a los
lados --
teniendo en cuenta que no hay nadie más, debo concluir que hablabas solo
entonces
-
Así es “genio” --
dijo de mal humor
-
Mal síntoma amigo --
siguió neciamente Jonathan
-- Estoy acostumbrado a que todo
el mundo diga que estás loco y yo mismo he tenido la oportunidad de comprobarlo
en algunas ocasiones, pero si ya has empezado a hablar solo, creo que…
-
¡Cállate de una vez grandísimo
infeliz! -- le dijo con ira y comenzó a alejarse mientras
Jonathan reía
Kenny
también se vio afectado al chocar contra la belleza de Sam, pero durante el
último año había tomado la sana decisión de alejarse de la chica. En opinión de
Jason y de Jonathan era un soberbio idiota, pero él seguía viéndola como la
niña que conoció y sumado a ello, el interés que parecía tener en Casander
terminó de decidirlo. Otra circunstancia había contribuido mucho a la
distracción de Kenny y su nombre era Anastasia, la hermana de Casander. Esta
chica sin ninguna duda y desde que conoció a Kenny, se había mostrado más que
interesada en el joven Kriger, de modo que Kenny había desviado su atención
hacia ella y ahora mantenían una relación que se estaba volviendo cada vez más
seria. Esto había contribuido en gran medida a su tranquilidad y a su
seguridad, porque ahora los Cornwall al menos no lo trataban tan mal, aunque
Giulian seguía viéndolo con cierta antipatía.
Las
chicas estaban conversando animadamente con Enid, la Elfa que había sido su
amiga desde primer curso en Develieng y que todas sabían que suspiraba por
Mael. Hasta la fecha lo habían intentado todo para que el chico le prestase un
poco de atención pero había sido inútil. Hacía tiempo que Diandra y Aderyn, que
eran las artífices de esos encuentros “casuales”, habían llegado a la penosa
conclusión de que a Mael solo le interesaban dos cosas en la vida, los libros y
Samantha, fuera de eso, nada más parecía importarle. En lo único que no habían
logrado ponerse de acuerdo, era en la clase de interés, porque mientras Di
sostenía que solo la quería como a su hermana, Aderyn sustentaba la opinión de
que Mael estaba enamorado de Sam. Sin embargo, y siendo que nunca había dicho
ni hecho nada que demostrase la teoría de Aderyn, seguían intentando que se
interesase por Enid.
Cuando
llegaron los Lèbedev, Iván y los esposos McKenzie fueron a recibirlos, mientras
que Giulian y Vlad fruncían el entrecejo.
-
Dejen de comportarse como colegiales --
dijo Eve -- ya va siendo hora de que acepten que Samantha
no es una niña y como es lógico, que se interese por algún chico.
Por la
expresión de su rostro era obvio que Vlad tenía mucho que decir al respecto,
pero la mirada asesina de su mujer le hizo comprender con claridad que no sería
buena idea exteriorizar ninguna. No obstante, ese no era el caso de Giulian que
ni el en el caso que el mismísimo Odín le impusiera silencio, sería capaz de
sujetar su lengua.
-
No digas necedades Vampi, es una niña aún
y ese pequeño desgraciado no va a…
-
Y tú no solo eres estúpido -- lo
interrumpió ella -- sino que además eres el mayor de los desvergonzados,
porque según puedo recordar y recuerdo muy bien
-- aclaró --
tenías alrededor de trece años cuando casi había que amarrarte para que
amanecieses en tu cama y no en una de la de las dudosamente “afortunadas” que
escogías y que por cierto, no eran mucho mayores.
Aquello
era rigurosamente cierto y Vlad al ver el peligro decidió alejarse
prudentemente antes de que su esposa lo hiciese blanco a él también de sus
venenosos comentarios en relación a su nada recomendable pasado que iba a la
par del de su gemelo.
De
modo que a muy duras penas, Giulian fue testigo impotente de como los chicos se
peleaban por bailar con Samantha y sintió un maligno regocijo al notar que
gracias a ello, el “estúpido niño ruso” no la estaba pasando mucho mejor.
En un
momento determinado, Mael vio que Enid se había quedado sola y se acercó a
ella. Él sabía que probablemente no era prudente, durante el último año había
pasado por incontables encuentros “casuales” que sus amigas se empeñaban en
propiciar y sabía perfectamente la razón. Ciertamente Enid era una linda chica,
y al igual que la mayoría de los Elfos tenía el cabello rubio clarísimo casi
blanco y los ojos azules.
Cuando
Enid vio que Mael se acercaba, el corazón casi se le sale del pecho. Estaba
plenamente consciente que él evitaba en forma diligente el contacto con
cualquier chica y Enid era lo suficientemente inteligente como para haber
notado desde hacía mucho tiempo, que Mael no se interesaba en ella como ella en
él. Para Enid, él era el chico perfecto por donde lo viese. Es cierto que
cuando comenzaron la escuela, Mael no era ni la sombra de lo que era hoy en
día. Cuando niño era delgado, no muy alto y por la palidez de su rostro parecía
enfermo, pero eso no fue impedimento para que la chica ya entonces se sintiera
atraída por él. Le gustaba su discreción, su seriedad y sobre todo sus ojos.
Sin embargo, si en aquel entonces Mael no mostró ningún interés, hacía un par
de años que Enid había comenzado a perder la esperanza, ya que fue testigo de
los cambios que empezaban a operarse en el chico al igual que el resto de sus
compañeras de escuela. Mael había alcanzado una estatura considerable para su
edad y su cuerpo había adquirido una complexión atlética. Prácticamente lo
único que quedaba del Mael que conoció de niño eran sus ojos. Eso en el aspecto
físico, porque en lo demás seguía siendo el mismo, serio, estudioso y formal.
-
Hola Enid
-- saludó él y ella solo acertó a
sonreír -- ¿Quieres bailar?
Para
Enid fu como si repentinamente le abrieran las puertas de Asgard, de modo que
asintió emocionada mientras que Diandra que se encontraba muy cerca bailando
buscó apresuradamente a Aderyn con la mirada, pero al no verla por ninguna
parte, sonrió complacida y pensó que después de todo, tal vez sus gestiones
habían comenzado a surtir efecto.
Tuvieron
una deliciosa cena y luego continuaron disfrutando la fiesta. Giulian y Vlad
habían hecho maravillas con la iluminación, mientras que Eve y Anne también
habían decorado el jardín de invierno con el mismo esmero que lo habían hecho
en el interior, de manera que muchas parejitas se encaminaban hacia él que por
fortuna era indecentemente grande.
Casander
le pidió a Sam dar un paseo por el mencionado jardín y se alejaron del grupo.
Los mayores conversaban y los chicos disfrutaban de la música y el baile.
-
Sam -- comenzó Casander, quien caminaba
de la mano con la chica -- Como ya
sabes, cumpliré dieciséis en un par de meses y como sabes también, ya tengo
legalmente edad para tomar ciertas decisiones. De manera que creo que ha
llegado el momento de que me des una respuesta. Quisiera hablar con Iván y con
Giulian y pedirles su autorización para nuestro compromiso.
La
chica se detuvo bruscamente y lo miró. Casander a su vez la miraba embobado, pues
ella siempre le producía el mismo efecto. Poco a poco se fue acercando a ella
hasta posar sus labios sobre los de la
chica y la atrajo hacia sí sujetándola por la cintura. Para Sam era su primer
beso pero no duró casi nada, ella reaccionó separándose y mirando a Casander
fijamente. Decididamente no estaba
preparada para aquello. No supo que decirle así que solo lo abrazó y unas
lágrimas comenzaron a correr por su rostro.
-
No tienes por qué llorar --
dijo él mal interpretando sus lágrimas
-- ¿Me tienes miedo? Te aseguro
que no haré nada que tú no apruebes y no te lastimaría nunca.
A
pocos metros de allí, Giulian que al verlos alejarse los había seguido, los
miraba petrificado. Sintió la ira crecer en su interior e invadirlo como un
violento veneno, solo deseaba hacerle el mayor daño posible a Casander que
repentinamente había dejado de ser el “estúpido niño ruso”, para convertirse en
el “desgraciado y pervertido ruso” y de no ser porque una mano, salida de no
sabía donde lo sujetaba, lo estaría haciendo. Quien lo estaba deteniendo hacía
grandes esfuerzos por alejarlo del lugar y se volvió con rabia.
-
Suéltame…
-- comenzó, pero aún furioso
exclamó con extrañeza -- ¿Aderyn?
-
Déjalo Giulian, por favor --
suplicó la chica con tristeza
Giulian
se resistía a alejarse, pero comprendió que había estado a punto de agredir a
un chico, sin embargo la imagen seguía fija en su cabeza.
A
partir de ese momento no estaba seguro ni de qué había hecho, con quién había
hablado, ni cómo había logrado llegar al final de la jornada, pero cuando
volvió a tener más o menos algo de consciencia, estaba en el estudio en un
“diálogo” cerrado con una botella.
-
Mal asunto beber solo
-
No estoy para tus bromas Jonathan --
dijo del peor humor
-
Vamos “jefe” --
dijo Jonathan que utilizaba el calificativo justamente cuando quería
molestar
-
¡Lárgate y déjame en paz!
Pero
el día que repartieron la prudencia, Jonathan McKenzie se había ido de paseo.
-
Veamos, si son problemas de trabajo, es
una mala política intentar resolverlo en “esa” compañía --
dijo señalando la botella -- Ahora, si son problemas de chicas, sin duda
no hay mejor compañía, pero hacerlo solo es aburrido.
-
McKenzie, te lo digo por última vez --
dijo en un peligroso tono -- ¡Lárgate y déjame solo!
A
Jonathan le quedaron claras dos cosas. La primera, que realmente debía ser un
asunto muy serio para que Giulian estuviese en aquellas condiciones. Y la
segunda, que era imperativo buscar ayuda, porque si había alguien peligroso
cuando algo lo alteraba, ese alguien era el sujeto que tenía enfrente. De modo
que abandonó el estudio y se fue derecho a buscar a la única persona con alguna
posibilidad de ayudar a Giulian.
La
velada había llegado a su fin. Todos se habían despedido y se habían marchado
ya. Los chicos estaban que se caían de sueño y de hecho Sam estaba dormida con
la cabeza apoyada en los brazos sobre una mesa. Iván se acercó para levantarla
cuando escuchó que Jonathan lo llamaba.
-
¿Qué sucede? --
preguntó girándose
-
Tenemos problemas --
dijo el Arzhaelí
-
¿De qué clase?
-
De la clase que solo tú puedes
resolver -- Iván lo miró y elevó una ceja
-
¿Tenemos algún herido aquí?
-
No, pero puede haber alguno --
dijo él mirando a los chicos que a su vez lo miraban con curiosidad --
Vamos, necesito que veas algo
-
Espera, déjame llevar a Sam a su
habitación y luego…
-
No te preocupes Iván --
dijo Mael -- Yo me encargo de Samantha
-
De acuerdo --
dijo Iván
Pero
apenas habían dado unos cuantos pasos, quiso saber qué sucedía y por qué tanta
urgencia.
-
Se trata de Giulian --
dijo Jonathan sin detenerse
-- No sé qué demonios le sucede,
pero sea lo que sea es serio
-
Espera
-- lo detuvo Iván -- ¿A
quién golpeó esta vez? Me dijiste que no había ningún herido
-
Aún no, pero está furioso con alguien, de
eso me cabe la menor duda. Está en el estudio y no quiere otra compañía que la
de una botella.
Ya casi habían llegado a las puertas del
estudio y Jonathan se detuvo.
-
Hasta aquí llego yo, ya me echó antes y
sé positivamente que si me ve de nuevo no tendré tanta suerte como para escapar
ileso
-
Está bien
-- dijo Iván --
veamos que tiene este infeliz ahora.
Giulian caminaba de arriba abajo por el
estudio con el recuerdo de lo que había sucedido torturando su mente, de modo
que no sintió que alguien entraba hasta que escuchó que le hablaban.
-
¿Algún problema?
Se
sorprendió al ver a su amigo pero después de algunos ácidos comentarios de lo
que podía hacer y que no amedrentaron a Iván, comenzó a contarle lo que había
sucedido sin omitir el vergonzoso detalle de que había estado a punto de
agredir a Casander.
-
Compañero, estas experimentado los celos
propios de los padres -- dijo Iván
-- te estás dando cuenta de que tu nena está creciendo y no sabes qué
hacer. Tranquilízate hombre, ¿ya has olvidado lo que tú, Vlad y Dan hacían a
esa edad? ¿Has olvidado la cantidad de corazones que rompiste antes de
enseriarte con Sabrina? -- lamentó haber mencionado a la desaparecida
novia, al ver la mirada de tristeza de su amigo.
-
Eso es justamente lo que no quiero que
suceda -- respondió
-- no quiero que nadie la haga
sufrir.
-
Es algo que no podrás evitar Giulian.
Todos tenemos el derecho a celebrar nuestros aciertos y a sufrir nuestros
errores -- dijo con paciencia --
Sam está creciendo y se está convirtiendo en una hermosa mujer, así que
serán muchos los chicos que se sientan atraídos por ella. ¿Qué pretendes?
¿Encerrarla en una burbuja de cristal?
-
No sería del todo malo --
contestó crípticamente Giulian
Después
de casi dos extenuantes horas tratando de hacerlo entender y tratando además de
que dejara de beber, Iván casi lo golpeó para que fuese a acostarse, pero una
vez en su habitación y en su cama, Giulian estaba pensando que tendría que
hacer algo con aquel sentimiento en particular o se le avecinaban muchos
problemas.
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