La Magia de Arzhvael

La Magia de Arzhvael
¿Qué es el destino? El destino es un conjunto de hechos inevitables o ineludibles, y existen distintas interpretaciones a cerca de él. Desde el punto de vista religioso, el destino es un gran plan creado por Dios y que no puede ser modificado por nada ni por nadie, algo que se contradice de entrada, con su concepto de libre albedrío. La filosofía en cambio le da un significado algo más amplio. Aceptando que nada sucede por azar, que nada se crea de la nada y que todo tiene una causa, entonces es porque estaba predestinado a suceder desde el momento en el que surgió la causa primaria. Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos resumir la cuestión, en que el señor destino, es una sucesión de acontecimientos que ocurren en diferente lugar y tiempo y cuyas consecuencias afectan al futuro, porque las acciones presentes son consecuencia de otras pasadas y de ellas derivaran las futuras… Adentrémonos pues, en las vidas, acontecimientos y decisiones que han tomado nuestros protagonistas, y veamos que misterios, aventuras o desventuras traerá consigo… El Destino

sábado, 10 de mayo de 2014

Cap. 02 Amores y Desamores



En la noche ya todo estaba preparado para recibir a los amigos de los chicos. Tanto Eve como Anne se habían esmerado mucho en el arreglo y los preparativos para la celebración.
Los chicos se encontraban bromeando con Giulian y con Jonathan cuando bajaron Aderyn y Diandra. Ambas estaban preciosas, de modo que Danny, Gail y Mael sacudieron sus cabezas pensando que no sería una noche muy tranquila, aunque sus pensamientos iban en distintas direcciones. Danny y Gail ya se imaginaban teniendo que espantar a unos cuantos imbéciles, mientras que Mael más observador, hacía tiempo había llegado a varias conclusiones. La primera, que Aderyn no era y nunca sería un problema, la chica no tenía ojos sino para Gail aunque el muy necio de su amigo no lo hubiese notado aún. En cuanto a Diandra, ese sí era un gran problema, porque aunque Mael estaba seguro de que a ella le gustaba Danny tanto como a él le gustaba su “Di”, ambos parecían decididos a hacerse la vida mutuamente miserable y en la generalidad de los casos Gail y él se veían en la necesidad de emplear toda su fuerza o su ingenio para que Danny no le rompiera el cuello a alguno de los idiotas que siempre estaban revoloteando alrededor de Diandra. Aún Mael no había tomado una decisión en cuanto a si el comportamiento de Diandra obedecía a que la chica era una redomada coqueta, o si lo hacía simplemente para fastidiar a Danny.
-         Vaya, vaya  --  dijo Jonathan cuando las chicas se acercaron  --  ¿Tienen intenciones de destrozar todos los corazones esta noche?
Ese comentario no hizo especialmente felices a Gail y a Danny. Sin embargo, él trató de desviar la atención.
-         ¿Dónde está Samantha?
-         Ya viene, estaba conversando con Iván  --  informó Diandra
Y efectivamente, unos minutos después Sam hizo su aparición. Dentro de las muchas cosas que Mael hubiese podido desear en la vida, estaba el deseo de que Sam fuese menos atractiva. Había perdido la cuenta hacía mucho tiempo de cuántos individuos habían tenido que ser “convencidos” de mantenerse lo más lejos posible de la chica, en caso de que les interesase conservar la buena salud. Pero era justo decir que aunque Sam parecía despertar un interés mucho mayor que Diandra, hasta la fecha los únicos sujetos que realmente los habían preocupado, eran Lery y Casander. El primero, porque era una verdadera amenaza en todos los sentidos, y el segundo, porque era el único en el que ella parecía haberse interesado.
Mientras Mael pensaba en todo esto y la chica se acercaba a ellos, Giulian estaba pensando en los diferentes cursos de acción que podría seguir para evitar que el “estúpido niño ruso” como solía llamar a Casander, tuviese ningún acceso a su princesa. Sin embargo, el que pagó su mal genio fue Jonathan.
-         ¡Wow!  --  exclamó Jonathan cuando Sam estuvo más cerca  --  Acabas de hacer que se me paralice el corazón  --  dijo en tono exagerado
La mano de Giulian se movió como con voluntad propia y fue a clavarse en el estómago de Jonathan. Por suerte para el chico, tenía una excelente formación y aunque no pudo esquivar el golpe, si pudo prepararse a recibirlo. Pero Jonathan era Jonathan y haciendo caso omiso del malestar de Giulian, tomó las manos de Sam y las besó.
-         Espero que me concedas a mí el primer baile de la noche, porque después estoy seguro de que no tendré ninguna oportunidad.
-         Claro  -- dijo Sam riendo con ganas  --  ¿Pero por qué no ibas a tenerla?
-         Oh vamos señorita  --  le reprochó él  --  Con toda seguridad tus amigos harán fila para lograrlo, a menos que sean ciegos o idiotas.
Ambos rieron, mientras que Giulian quería asesinar a Jonathan. Mael pensó que la única razón por la que Giulian no estaba apretando la garganta del Arzhaelí  en aquel momento, era porque de algún modo había logrado recordar que era su amigo, pero si Jonathan tenía algo de juicio, sería mejor que cerrara la boca o Giulian perdería la paciencia y la memoria si seguía emitiendo aquella clase de desafortunados comentarios.
-         Aquí el único idiota eres tú  --  dijo Giulian de forma ácida
-         No te pongas pesado Giulian  --  le dijo Sam  --  no te preocupes que también guardaré un baile para ti  --  agregó guiñándole un ojo
Pero antes de que Giulian pudiese decir, hacer o reaccionar de cualquier manera, los chicos emprendieron la marcha hacia el vestíbulo, porque habían comenzado a llegar sus amigos. Él la vio alejarse y gimió internamente, si al menos no fuese tan condenadamente hermosa le habría sido posible tener algo de paz, pero en las presentes circunstancias, eso estaba muy lejos de lo posible.
-         Vaya trabajito el que me dejaste Dan  --  murmuró por lo bajo
Jonathan se le quedó mirando porque no lo había escuchado bien, no obstante aquel individuo sentía fascinación por los problemas que le causaba el no poder quedarse callado.
-         ¿Cómo dices?
-         No hablaba contigo.
-         Pues  --  dijo él mirando a los lados  --  teniendo en cuenta que no hay nadie más, debo concluir que hablabas solo entonces
-         Así es “genio”  --  dijo de mal humor
-         Mal síntoma amigo  --  siguió neciamente Jonathan  --  Estoy acostumbrado a que todo el mundo diga que estás loco y yo mismo he tenido la oportunidad de comprobarlo en algunas ocasiones, pero si ya has empezado a hablar solo, creo que…
-         ¡Cállate de una vez grandísimo infeliz!  --  le dijo con ira y comenzó a alejarse mientras Jonathan reía
Kenny también se vio afectado al chocar contra la belleza de Sam, pero durante el último año había tomado la sana decisión de alejarse de la chica. En opinión de Jason y de Jonathan era un soberbio idiota, pero él seguía viéndola como la niña que conoció y sumado a ello, el interés que parecía tener en Casander terminó de decidirlo. Otra circunstancia había contribuido mucho a la distracción de Kenny y su nombre era Anastasia, la hermana de Casander. Esta chica sin ninguna duda y desde que conoció a Kenny, se había mostrado más que interesada en el joven Kriger, de modo que Kenny había desviado su atención hacia ella y ahora mantenían una relación que se estaba volviendo cada vez más seria. Esto había contribuido en gran medida a su tranquilidad y a su seguridad, porque ahora los Cornwall al menos no lo trataban tan mal, aunque Giulian seguía viéndolo con cierta antipatía.
Las chicas estaban conversando animadamente con Enid, la Elfa que había sido su amiga desde primer curso en Develieng y que todas sabían que suspiraba por Mael. Hasta la fecha lo habían intentado todo para que el chico le prestase un poco de atención pero había sido inútil. Hacía tiempo que Diandra y Aderyn, que eran las artífices de esos encuentros “casuales”, habían llegado a la penosa conclusión de que a Mael solo le interesaban dos cosas en la vida, los libros y Samantha, fuera de eso, nada más parecía importarle. En lo único que no habían logrado ponerse de acuerdo, era en la clase de interés, porque mientras Di sostenía que solo la quería como a su hermana, Aderyn sustentaba la opinión de que Mael estaba enamorado de Sam. Sin embargo, y siendo que nunca había dicho ni hecho nada que demostrase la teoría de Aderyn, seguían intentando que se interesase por Enid.
Cuando llegaron los Lèbedev, Iván y los esposos McKenzie fueron a recibirlos, mientras que Giulian y Vlad fruncían el entrecejo.
-          Dejen de comportarse como colegiales  --  dijo Eve  --  ya va siendo hora de que acepten que Samantha no es una niña y como es lógico, que se interese por algún chico.
Por la expresión de su rostro era obvio que Vlad tenía mucho que decir al respecto, pero la mirada asesina de su mujer le hizo comprender con claridad que no sería buena idea exteriorizar ninguna. No obstante, ese no era el caso de Giulian que ni el en el caso que el mismísimo Odín le impusiera silencio, sería capaz de sujetar su lengua.
-         No digas necedades Vampi, es una niña aún y ese pequeño desgraciado no va a…
-         Y tú no solo eres estúpido  --  lo interrumpió ella  --  sino que además eres el mayor de los desvergonzados, porque según puedo recordar y recuerdo muy bien  --  aclaró  --  tenías alrededor de trece años cuando casi había que amarrarte para que amanecieses en tu cama y no en una de la de las dudosamente “afortunadas” que escogías y que por cierto, no eran mucho mayores.
Aquello era rigurosamente cierto y Vlad al ver el peligro decidió alejarse prudentemente antes de que su esposa lo hiciese blanco a él también de sus venenosos comentarios en relación a su nada recomendable pasado que iba a la par del de su gemelo.
De modo que a muy duras penas, Giulian fue testigo impotente de como los chicos se peleaban por bailar con Samantha y sintió un maligno regocijo al notar que gracias a ello, el “estúpido niño ruso” no la estaba pasando mucho mejor.

En un momento determinado, Mael vio que Enid se había quedado sola y se acercó a ella. Él sabía que probablemente no era prudente, durante el último año había pasado por incontables encuentros “casuales” que sus amigas se empeñaban en propiciar y sabía perfectamente la razón. Ciertamente Enid era una linda chica, y al igual que la mayoría de los Elfos tenía el cabello rubio clarísimo casi blanco y los ojos azules.
Cuando Enid vio que Mael se acercaba, el corazón casi se le sale del pecho. Estaba plenamente consciente que él evitaba en forma diligente el contacto con cualquier chica y Enid era lo suficientemente inteligente como para haber notado desde hacía mucho tiempo, que Mael no se interesaba en ella como ella en él. Para Enid, él era el chico perfecto por donde lo viese. Es cierto que cuando comenzaron la escuela, Mael no era ni la sombra de lo que era hoy en día. Cuando niño era delgado, no muy alto y por la palidez de su rostro parecía enfermo, pero eso no fue impedimento para que la chica ya entonces se sintiera atraída por él. Le gustaba su discreción, su seriedad y sobre todo sus ojos. Sin embargo, si en aquel entonces Mael no mostró ningún interés, hacía un par de años que Enid había comenzado a perder la esperanza, ya que fue testigo de los cambios que empezaban a operarse en el chico al igual que el resto de sus compañeras de escuela. Mael había alcanzado una estatura considerable para su edad y su cuerpo había adquirido una complexión atlética. Prácticamente lo único que quedaba del Mael que conoció de niño eran sus ojos. Eso en el aspecto físico, porque en lo demás seguía siendo el mismo, serio, estudioso y formal.
-         Hola Enid  --  saludó él y ella solo acertó a sonreír  --  ¿Quieres bailar?
Para Enid fu como si repentinamente le abrieran las puertas de Asgard, de modo que asintió emocionada mientras que Diandra que se encontraba muy cerca bailando buscó apresuradamente a Aderyn con la mirada, pero al no verla por ninguna parte, sonrió complacida y pensó que después de todo, tal vez sus gestiones habían comenzado a surtir efecto.

Tuvieron una deliciosa cena y luego continuaron disfrutando la fiesta. Giulian y Vlad habían hecho maravillas con la iluminación, mientras que Eve y Anne también habían decorado el jardín de invierno con el mismo esmero que lo habían hecho en el interior, de manera que muchas parejitas se encaminaban hacia él que por fortuna era indecentemente grande.
Casander le pidió a Sam dar un paseo por el mencionado jardín y se alejaron del grupo. Los mayores conversaban y los chicos disfrutaban de la música y el baile.
-         Sam -- comenzó Casander, quien caminaba de la mano con la chica  -- Como ya sabes, cumpliré dieciséis en un par de meses y como sabes también, ya tengo legalmente edad para tomar ciertas decisiones. De manera que creo que ha llegado el momento de que me des una respuesta. Quisiera hablar con Iván y con Giulian y pedirles su autorización para nuestro compromiso.
La chica se detuvo bruscamente y lo miró. Casander a su vez la miraba embobado, pues ella siempre le producía el mismo efecto. Poco a poco se fue acercando a ella hasta posar sus labios sobre los  de la chica y la atrajo hacia sí sujetándola por la cintura. Para Sam era su primer beso pero no duró casi nada, ella reaccionó separándose y mirando a Casander fijamente. Decididamente  no estaba preparada para aquello. No supo que decirle así que solo lo abrazó y unas lágrimas comenzaron a correr por su rostro.
-         No tienes por qué llorar  --  dijo él mal interpretando sus lágrimas  --  ¿Me tienes miedo? Te aseguro que no haré nada que tú no apruebes y no te lastimaría nunca.

A pocos metros de allí, Giulian que al verlos alejarse los había seguido, los miraba petrificado. Sintió la ira crecer en su interior e invadirlo como un violento veneno, solo deseaba hacerle el mayor daño posible a Casander que repentinamente había dejado de ser el “estúpido niño ruso”, para convertirse en el “desgraciado y pervertido ruso” y de no ser porque una mano, salida de no sabía donde lo sujetaba, lo estaría haciendo. Quien lo estaba deteniendo hacía grandes esfuerzos por alejarlo del lugar y se volvió con rabia.
-         Suéltame…  --  comenzó, pero aún furioso exclamó con extrañeza  --  ¿Aderyn?
-         Déjalo Giulian, por favor   --  suplicó la chica con tristeza
Giulian se resistía a alejarse, pero comprendió que había estado a punto de agredir a un chico, sin embargo la imagen seguía fija en su cabeza.
A partir de ese momento no estaba seguro ni de qué había hecho, con quién había hablado, ni cómo había logrado llegar al final de la jornada, pero cuando volvió a tener más o menos algo de consciencia, estaba en el estudio en un “diálogo” cerrado con una botella.
-         Mal asunto beber solo
-         No estoy para tus bromas Jonathan  --  dijo del peor humor  
-         Vamos “jefe”  --  dijo Jonathan que utilizaba el calificativo justamente cuando quería molestar
-          ¡Lárgate y déjame en paz!
Pero el día que repartieron la prudencia, Jonathan McKenzie se había ido de paseo.
-         Veamos, si son problemas de trabajo, es una mala política intentar resolverlo en “esa” compañía  --  dijo señalando la botella  --  Ahora, si son problemas de chicas, sin duda no hay mejor compañía, pero hacerlo solo es aburrido.
-         McKenzie, te lo digo por última vez  --  dijo en un peligroso tono  --  ¡Lárgate y déjame solo!
A Jonathan le quedaron claras dos cosas. La primera, que realmente debía ser un asunto muy serio para que Giulian estuviese en aquellas condiciones. Y la segunda, que era imperativo buscar ayuda, porque si había alguien peligroso cuando algo lo alteraba, ese alguien era el sujeto que tenía enfrente. De modo que abandonó el estudio y se fue derecho a buscar a la única persona con alguna posibilidad de ayudar a Giulian.
  
La velada había llegado a su fin. Todos se habían despedido y se habían marchado ya. Los chicos estaban que se caían de sueño y de hecho Sam estaba dormida con la cabeza apoyada en los brazos sobre una mesa. Iván se acercó para levantarla cuando escuchó que Jonathan lo llamaba.
-         ¿Qué sucede?  --  preguntó girándose
-         Tenemos problemas  --  dijo el Arzhaelí
-         ¿De qué clase?
-         De la clase que solo tú puedes resolver  --  Iván lo miró y elevó una ceja
-         ¿Tenemos algún herido aquí?
-         No, pero puede haber alguno  --  dijo él mirando a los chicos que a su vez lo miraban con curiosidad  --  Vamos, necesito que veas algo
-         Espera, déjame llevar a Sam a su habitación y luego…
-         No te preocupes Iván  --  dijo Mael  --  Yo me encargo de Samantha
-         De acuerdo  --  dijo Iván
Pero apenas habían dado unos cuantos pasos, quiso saber qué sucedía y por qué tanta urgencia.
-         Se trata de Giulian  --  dijo Jonathan sin detenerse  --  No sé qué demonios le sucede, pero sea lo que sea es serio
-         Espera  --  lo detuvo Iván  --   ¿A quién golpeó esta vez? Me dijiste que no había ningún herido
-         Aún no, pero está furioso con alguien, de eso me cabe la menor duda. Está en el estudio y no quiere otra compañía que la de una botella.
 Ya casi habían llegado a las puertas del estudio y Jonathan se detuvo.
-         Hasta aquí llego yo, ya me echó antes y sé positivamente que si me ve de nuevo no tendré tanta suerte como para escapar ileso
-         Está bien  --  dijo Iván  --  veamos que tiene este infeliz ahora.
 Giulian caminaba de arriba abajo por el estudio con el recuerdo de lo que había sucedido torturando su mente, de modo que no sintió que alguien entraba hasta que escuchó que le hablaban.
-         ¿Algún problema?
Se sorprendió al ver a su amigo pero después de algunos ácidos comentarios de lo que podía hacer y que no amedrentaron a Iván, comenzó a contarle lo que había sucedido sin omitir el vergonzoso detalle de que había estado a punto de agredir a Casander.
-         Compañero, estas experimentado los celos propios de los padres  --  dijo Iván  -- te estás dando cuenta de que tu nena está creciendo y no sabes qué hacer. Tranquilízate hombre, ¿ya has olvidado lo que tú, Vlad y Dan hacían a esa edad? ¿Has olvidado la cantidad de corazones que rompiste antes de enseriarte con Sabrina?  --  lamentó haber mencionado a la desaparecida novia, al ver la mirada de tristeza de su amigo.
-         Eso es justamente lo que no quiero que suceda   --  respondió  --   no quiero que nadie la haga sufrir.
-         Es algo que no podrás evitar Giulian. Todos tenemos el derecho a celebrar nuestros aciertos y a sufrir nuestros errores   --  dijo con paciencia  --   Sam está creciendo y se está convirtiendo en una hermosa mujer, así que serán muchos los chicos que se sientan atraídos por ella. ¿Qué pretendes? ¿Encerrarla en una burbuja de cristal?
-         No sería del todo malo  --  contestó crípticamente Giulian 
Después de casi dos extenuantes horas tratando de hacerlo entender y tratando además de que dejara de beber, Iván casi lo golpeó para que fuese a acostarse, pero una vez en su habitación y en su cama, Giulian estaba pensando que tendría que hacer algo con aquel sentimiento en particular o se le avecinaban muchos problemas.

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