La
salida del Hospital se efectuó en medio de un pesado silencio y al llegar al
Castillo, Sam manifestó su deseo de irse a su habitación. Una vez en ella, se
acercó a la ventana y trató de poner orden en sus pensamientos. Giulian era
como su padre, de modo que era natural que se mostrase celosa, se dijo. Pero al
mismo tiempo, le producía una ira inmensa aquel comportamiento. Es cierto que
todos habían dicho hasta el cansancio como era él con relación a las chicas,
pero a pesar de que era evidente el interés de las mujeres a su alrededor, ella
nunca lo había escuchado reconocer que tuviese algún tipo de relación con
ninguna, de modo que el nuevo estado de cosas era un cambio para el que no
estaba preparada.
No
obstante, Sam era una chica inteligente y centrada, de manera que tomó la
decisión de asumir las cosas con calma y desde una perspectiva lógica. Giulian
era un hombre guapo y joven, de modo que tenía todo el derecho del mundo a
relacionarse con quien quisiera. Una vez tomada esta saludable decisión y
aunque aún seguía teniendo un desagradable dolor en el corazón, se sintió un
poco mejor y más dispuesta a enfrentar el día a día con todo lo que éste
trajese consigo.
Sin
bien para la hora del almuerzo no quiso bajar al comedor, lo que generó cierto
estado de alarma en la familia, un poco antes de la cena se presentó en el
salón para sorpresa y felicidad de su hermano y sus amigos.
-
¿Cómo te sientes? --
preguntó Danny
-
Perfectamente
Él la
miró durante unos segundos y luego le sonrió. Danny había pasado todo el día en
un estado de desasosiego que de algún modo sabía que no tenía nada que ver con
él. Sin embargo, sabía igualmente que no ganaría nada con preguntarle a Sam de
qué se trataba, si ella quería decírselo ya lo haría.
Gail
la miraba con preocupación, pero aceptó que se sentía bien. Aderyn y Diandra
por su parte, cruzaron una mirada entre ambas pero nada dijeron limitándose a
sonreírle a su amiga. Mientras que Mael se fue directamente hacia ella y le
tomó las manos.
-
¿Me acompañas a dar un paseo por el jardín
antes de la cena?
-
Claro, me hará bien caminar un poco
Ambos
salieron y después de haberse alejado unos metros del Castillo, Mael se detuvo
y la miró.
-
¿Estás bien?
-
Sí claro
-- le contestó ella y luego
agregó -- si estás preocupado porque no bajé a la hora
de la comida, fue simplemente porque no tenía hambre.
-
Bien
-- aceptó él, aunque sabía que no
le estaba diciendo la verdad
Siguieron
caminando y conversando, Mael le contó acerca de las últimas cosas que habían
estado haciendo en clases y Sam le contó a su vez algunas de las situaciones
vividas durante su misión con los Arzhaelíes.
-
Es una pena que esa chica Andrea haya
muerto -- dijo Sam y Mael endureció la mirada, porque
ciertamente él no sentía ninguna pena -- Espero al menos que la información que
lograron obtener resulte de utilidad.
Emprendieron
el camino de regreso y cuando ya estaban por subir la escalinata, Mael se
detuvo le soltó la mano, le sujetó los hombros y la miró directo a los ojos.
Aquella mirada siempre le producía a Sam cierta incomodidad, porque aunque ella
manejaba bastante bien su control mental, sentía que Mael podía ver más allá de
lo que veían los demás.
-
Nena, sabes que puedes y podrás contar
conmigo siempre para cualquier cosa sin importar lo esto pueda ser. Solo tienes que pedir y estoy dispuesto desde
mentir hasta matar, no haré preguntas ni pondré objeciones ¿has comprendido?
Ella
elevó una mano y acarició el rostro del chico.
-
Gracias cachorro -- se
elevó un poco en las puntas de los pies,
le dio un beso en la mejilla y finalmente se abrazaron
Mael
cerró los ojos y rogó a los Dioses para que lo que estaba pensando no fuese
cierto, deseaba con toda su alma estar terriblemente equivocado.
Ellos
no lo sabían, pero la escena estaba siendo atentamente observada por tres pares
de ojos. En uno de ellos podía leerse la pena, pero en los otros dos, una ira
fría y el deseo de hacer pedazos a alguien y sabían muy bien a quién.
La
cena se desarrolló en forma tranquila, Sam quiso saber acerca de lo que se
haría a continuación con relación a la misión y Eowaz le informó que habían
pasado la información a Vlad, pero que de momento no reanudarían sus
actividades, ya que a esas alturas Nurión estaba sobre aviso y sería imprudente
continuar por ese lado.
Después
de la cena, Giulian se excusó y salió. Eve frunció el entrecejo, mientras que
Sam adoptó una expresión de absoluto hermetismo. Aderyn y Diandra volvieron a
intercambiar una mirada, pero no hubo comentarios de ninguna especie.
Se
retiraron temprano a sus habitaciones pero Sam no podía dormir, de modo que se
echó una bata sobre los hombros, tomó el libro que había estado leyendo y bajó
dirigiéndose directamente a la biblioteca con intención de colocarlo en su
lugar. Se estaba paseando entre las estanterías buscando otra cosa, cuando la
ya familiar voz de Will se dejó escuchar a sus espaldas.
-
¿Desvelada de nuevo? --
ella se giró y le sonrió
-
Tal vez solo echaba de menos nuestra
charla nocturna -- le dijo
Él
elevó una ceja y algo parecido a una sonrisa apareció en sus labios. Le hizo un
gesto y ella lo siguió. Él tomó un grueso libro con tapas de piel y se lo
tendió.
-
Es posible que lo encuentres interesante.
-
Hasta ahora no te has equivocado --
aseguró ella mientras tomaba el libro en sus manos
El Poder de la Magia Arzhvael, leyó
el título. Sin duda le gustaría pero cuando levantó la vista para decírselo, el
chico había desaparecido. Caminó saliendo del pasillo y miró a los lados pero
no lo vio. De modo que con cierta decepción, se dirigió hacia la puerta.
-
¿Ya te marchas? --
escuchó y se volvió
-
Bueno yo…
-- pero se detuvo
Will
estaba sentado en los sillones que utilizaban los que solían leer en la
Biblioteca y en la mesita había un servicio de té.
-
Sé que prefieres el chocolate, pero como
las noches ya no están frías creí que te sentaría mejor una taza de té.
Ella
sonrió y fue a sentarse frente a él. Al igual que las noches anteriores,
conversaron de forma amena. Will no solía reír, lo más lejos que llegaba era a
esbozar la sombra de una sonrisa al escuchar las preguntas de Sam, que aunque
siempre eran inteligentes, en ocasiones no dejaban de causarle cierta gracia.
Pero en esta ocasión las cosas cambiaron.
-
Will, siempre he tenido una curiosidad
pero nunca se lo he preguntado a nadie
-- dijo Sam
-
¿Qué será?
-
Estoy segura de que tú eres el más
indicado para responder
-
Gracias señorita, pero le está dando
muchas vueltas al asunto.
-
Mmm… ¿Quién escribe todos estos libros?
Porque ninguno lleva el nombre del autor.
En ese
momento Will rió por primera vez desde que Sam lo conocía y lejos de indignarse
como hubiese ocurrido de haberse tratado de otra persona pensando que se
burlaba de su ignorancia, ella estaba tan sorprendida que solo abrió mucho los
ojos, porque en ese momento notó que con la risa el parecido entre Will y sus
hermanos resaltaba enormemente.
-
Te pido disculpas --
dijo Will al ver que ella lo miraba de aquella forma -- Fue
grosero de mi parte pero para serte honesto de entre las muchas cosas que podía
esperar que preguntases, esta no era una de ellas
Pero
Sam seguía mirándolo de aquella forma extraña y no decía nada, de modo que el
chico comenzó a preocuparse pensando que estaba ofendida, después de todo era
una chica y las chicas suelen ofenderse fácilmente cuando se sienten
incomprendidas.
-
¿Samantha?
-
¡Ah!
-- dijo ella y él elevó una ceja
con extrañeza -- Lo siento, es que… me distraje, es decir -- se
detuvo un momento y lo que dijo a continuación causó la verdadera incomodidad
de Will -- ¿Por qué nunca ríes? Te ves… no sé…
diferente.
Él se
enderezó en su silla y luego colocó la taza en la mesa, e aclaró la garganta y
la miró.
-
Contestando a tu pregunta, la razón por
la que ninguno de los libros viene firmado por ningún autor, es porque no han
sido escritos por una persona en particular
-- le dijo
Por un
momento Sam no supo de qué le hablaba hasta que su cerebro le recordó que eso
era lo que había preguntado en primer término, de modo que aunque en su cabeza
seguía la imagen de un Will diferente, trató de prestar la debida atención.
-
No entiendo -- le
dijo --
¿Cómo que no han sido escritos por alguien en particular?
-
El conocimiento es algo universal y
compartido -- continuó él
-- y nadie puede atribuirse el
conocimiento absoluto acerca de la magia.
Ella
lo pensó un momento y luego hizo la pregunta de otra manera.
-
De acuerdo, pero si alguien descubre
algo, o crea algo por ejemplo, y quiere compartirlo con el
resto del mundo, ¿no sería lógico que apareciese su nombre en el libro? Aparte
de que “alguien en particular” tuvo que haberlos escrito.
-
Por una parte, si prestas la debida
atención verás que cuando algo como lo que acabas de mencionar sucede, siempre
se hace mención en el texto a la persona
en cuestión -- le dijo
-- Pero por la otra, no es en
realidad un descubrimiento o una creación.
-
¿Cómo qué no? --
protestó ella -- En la clase de Alquimia vimos que el brebaje
que cura las heridas causadas por un Dixtero, fue “creado” por Ingrab Messer
en el año… bueno no recuerdo el año, pero…
-
Mil ciento siete --
citó él con su acostumbrada sombra de sonrisa
-
Bien, en mil ciento siete, el asunto es
que “sí” fue una creación, porque antes de eso, la gente seguía padeciendo por
esas heridas y algunos hasta morían por ello
-- insistió Sam
-
En primer lugar, sabes tan bien como yo
que solo hay dos formas de que un Arzhvael muera y ninguna se corresponde con
el ataque de un Dixtero, si las
personas morían después de haber sido atacados por uno, era porque finalmente
no tenían la fortaleza suficiente como para soportar el dolor y decidían
abandonar su materia. Pero con el tiempo y cuando aprendieron a aplicar mejor
las hierbas curativas ese porcentaje disminuyó sensiblemente
-
Eso está muy bien --
dijo Sam -- pero desde que el señor Ingrab hizo su
descubrimiento y creó el brebaje, el
ataque de un Dixtero dejó de ser algo
serio --
porfió ella
-
Y nadie dice que no sea así, el punto es
que no se trató de un descubrimiento y si me lo permites voy a decirte por
qué --
ella asintió y él continuó
-- En nuestra dimensión tal y
como la vez, no hay nada nuevo, todo es tan antiguo como el surgimiento del
mundo en sí. Todo está y ha estado aquí desde siempre. El hombre no puede crear
nada --
y Sam abrió mucho los ojos
-- No, no puede hacerlo, solo se
limita a imitar a la naturaleza, a lo que ya está creado. Como dije en un
principio, el conocimiento es propiedad universal, está ahí y siempre ha
estado, de modo que cuando alguien, y como dices “crea o descubre” algo, lo que
está es simplemente accediendo a un nivel superior de conocimiento, que por lo
demás, está al alcance de todos. Y los Arzhvael, a diferencia de los Firbolg,
carecemos de la necesidad de promocionarnos como creadores o descubridores de
nada --
la miró un momento y luego agregó
-- Tu percepción de este asunto
está basada en las costumbres de los Firbolg con los que viviste tus primeros
años de vida, a ningún Arzhvael se le habría ocurrido pensar lo que tú
preguntaste.
-
Bien, pero igualmente “alguien” debió
escribir estos libros ¿no?
-
En realidad no “alguien” en todo caso,
serían muchas personas -- ella iba a decir algo pero él la detuvo --
Espera
Se
levantó y cogió un libro de la estantería más cercana y se devolvió hacia ella.
-
Mira por ejemplo este libro -- le
dijo mostrándole un ejemplar que Sam conocía y que llevaba por título Hierbas y Brebajes Curativos --
Cada vez que alguien accede al conocimiento del uso que se le puede dar
a una hierba en particular, el texto se actualiza.
Abrió
el libro y le mostró las últimas actualizaciones, con lo que Sam se sorprendió
mucho, porque ella tenía ese texto y ciertamente no había visto aquello.
-
Como te dije, los Arzhvaels carecemos del
egoísmo que exhiben los Firbolg y no acostumbramos a creernos los dueños
absolutos del conocimiento. Hemos sido educados para compartir la sabiduría con
nuestros semejantes, y así contribuir a la evolución de todos.
La
chica finalmente terminó por asimilar la cuestión, su duda quedó
suficientemente aclarada y por otro lado pensó que Will en realidad era como
solía decir Aderyn, una enciclopedia de conocimientos.
-
Ya es muy tarde -- le
dijo él
-
Gracias Will --
dijo ella poniéndose de pie
-- como siempre es muy agradable
conversar contigo
-
Que descanses Samantha -- se
limitó a decir
Cuando
estaba por salir, se detuvo y volvió la cabeza hacia él que aún la estaba
mirando alejarse.
-
Por cierto -- le
dijo --
tienes una bonita sonrisa, deberías reír más seguido
Esto
no obtuvo respuesta y antes de volverse para salir Sam volvió a hablar.
-
¿Por qué me llamas Samantha?
-
Ese es tu nombre --
dijo él con un leve gesto de desconcierto
-
Sí pero todos los demás me llaman Sam,
excepto tú
-
Porque no soy igual a todos los demás.
Aquello
no estaba ni cerca de ser una respuesta adecuada a su pregunta, pero Sam sonrió
y se marchó pensando que no podía haber dicho nada más cierto, Will McKenzie
definitivamente no era igual a nadie que hubiese conocido.
En los
días subsiguientes Sam reanudó su asistencia a clases y las cosas volvieron a
una relativa normalidad. Giulian seguía desapareciendo casi todas las noches y
Sam seguía manteniendo largas e ilustrativas charlas con Will.
Una
noche cuando regresaba a su habitación muy tarde, porque la conversación había
estado especialmente interesante, se topó con Giulian que venía entrando.
-
¡Princesa! --
exclamó al verla al pie de las escaleras
-- ¿Por qué no estás en la cama?
¿Dónde estabas?
-
Si yo no te hago esa pregunta a ti, no
creo que te asista el derecho a hacérmela a mí
-- y sin ninguna otra
explicación, desapareció escaleras arriba.
Una
inusualmente cálida noche de finales de marzo, dos hechos de naturaleza
insólita tuvieron lugar. Eve, cuyo embarazo
ya comenzaba a notarse, se acercó
al Salón para avisar a los chicos que ya iba a servirse la cena, pero
cuando se dirigían al comedor, Giulian entró en compañía de Angmar. La sorpresa
los paralizó durante unos segundos, especialmente a Eve. Si bien era cierto que
ella siempre estaba al tanto de las correrías de Giulian, no era menos cierto
que él procuraba con ahínco no involucrar a su familia en ellas. De modo que el
hecho de que estuviese llevando a una de sus conquistas a cenar en casa, era
algo por demás inesperado.
No
obstante y por fortuna, la vampiresa
recuperó el habla y exhibió sus buenos modales dándole la bienvenida a la chica
e invitándola a pasar al comedor, pero a nadie se le escapó la mirada que le
dedicó a su cuñado.
El
otro asunto por demás extraño, fue la presencia de Will. No era que nunca se
presentará a la hora de las comidas, pero lo hacía en muy raras ocasiones
pretextando siempre estar muy ocupado.
Sam
disimuló su malestar con bastante éxito, pero los chicos tuvieron más
dificultades para disimular su sorpresa y curiosidad, y estaba mirando a Angmar
con una insistencia que casi rayaba en la grosería.
-
Cualquiera diría que nunca has visto a
una Elfa, Douglas -- susurró Diandra encolerizada
-
¿Qué?
-- preguntó Danny, pero la chica
se limitó a mirarlo con desdén y siguió hacia el comedor.
Will
se había adelantado a Danny que por lo general ocupaba el lugar al lado de Sam,
de modo que la chica quedó entre él y Mael, que era quien de ordinario ocupaba
el otro puesto al lado de ella. La cena se desarrolló de manera bastante
normal, casi todos se mostraron interesados en la Elfa y entablaron
conversación con ella.
-
¿Cuándo nacerá tu bebé? -- le
preguntó a Eve
-
Lo esperamos para finales de
primavera -- le contestó ella y la chica sonrió
-
Te felicito. Un hijo es lo que más desea
toda mujer -- y miró a Giulian de una manera que hizo
sentir enferma a Sam -- Yo espero tener uno algún día.
En
aquel momento la copa que tenía al frente y hacia la que estaba estirando la
mano, estalló esparciendo líquido y cristales en todas direcciones, mientras la
mesa se movía en forma convulsiva como si estuviesen pasando por un violento
temblor.
Mientras
todos miraban en todas direcciones tratando de localizar el origen de aquello,
Sam sintió que le apretaban la mano, lo que la hizo girarse hacia Will.
-
Sugiero que te tranquilices si no quieres
que comiencen a hacer preguntas que no te gustaran -- le
susurró él
El
extraño temblor había cesado y Giulian le preguntaba a Angmar si estaba bien,
ya que la mayoría de los cristales habían saltado hacia ella, después de lo
cual y aunque no pudieron explicarse el asunto, la cena pudo finalizar en paz.
La mayoría pasó al Salón, en tanto que Sam se disculpó y se fue a su
habitación.
Una
vez en ella, se preparó para la visita y en efecto unos minutos después se
abrió la puerta dando paso a Danny.
-
Estoy bien Danny -- se
adelantó ella -- solo algo cansada.
-
Cansada
-- repitió él y la sujetó por los hombros -- De
acuerdo, no voy a preguntártelo, solo quiero que sepas que sigo aquí.
-
Lo sé Danny -- y lo abrazó
No le
gustaba ocultarle cosas a su hermano, pero en realidad ni ella sabía qué era lo
que le sucedía.
Mucho
más tarde salió de la habitación y bajó de nuevo, pero aquella noche no se
dirigió a la biblioteca, sino que caminó hacia una de las puertas que daban al
jardín. Pensó que si Kenny hubiese aparecido en aquel momento, al menos en esta
ocasión no la reprendería por no estar abrigada, ya que la noche era cálida. Se
entretuvo mirando las estrellas y recordando lo que solía pensar cuando estaba
pequeña.
-
¿Dónde estás mamá? --
hizo la misma pregunta que había hecho tantas veces antes
Bajó
la vista y sus ojos tropezaron con una imagen que le oprimió el corazón.
Giulian abrazaba y besaba a Angmar al pie de las escaleras de entrada. Sam
sintió que todo comenzaba a girar a una velocidad endemoniada, intentó asirse a
la balaustrada pero sus manos resbalaron y comenzó a caer.
No se
enteró que alguien decía su nombre, ni que unos brazos detenían su caída. No se
enteró de nada hasta que abrió de nuevo los ojos y se encontró con otros que la
miraban con preocupación. Trató de incorporarse, pero él la detuvo.
-
Quédate donde estás -- le
dijo Will y se volvió para coger una taza
Sam
miró a su alrededor y se preguntó cómo había llegado allí, lo último que
recordaba era… cuando su mente ubicó esos recuerdos, sus ojos se llenaron de
lágrimas y su cuerpo comenzó a convulsionarse por el llanto. Will volvió a
colocar la taza en la mesa, la abrazó y la dejó llorar.
Will
no era del tipo cariñoso y llevaba tanto tiempo evitando el contacto con otros
seres humanos que ciertamente habría sido incapaz de consolar a nadie, y en
aquel momento en particular lo que sentía era una profunda ira contra el
causante de todo aquello. Un rato después y cuando ella se había tranquilizado
un poco, se separó y volvió a tomar la taza acercándosela.
-
Bébete esto -- le
dijo y ella obedeció
Él no
dijo nada y ella no preguntó. Suponía que había corrido hacia la biblioteca, en
un intento por huir de lo que había visto, aunque lo cierto era que Will al no
verla aparecer a la hora de costumbre, había subido a su habitación a verificar
que estuviese bien y al no encontrarla allí, bajó al otro sitio que sabía bien
era al que acudía ella con frecuencia y llegó justo en el momento que ella
perdía el sentido. Logró detener su caída y cuando la alzó en brazos, su mirada
se topó con lo que ella había estado viendo y que no tenía ninguna duda era lo
que había causado todo.
Después
que Sam se terminó el té, se levantó, le dio las gracias a Will y caminó hacia
la puerta. Pero antes de que saliese, él la detuvo.
-
Samantha
-- ella volvió la cabeza -- No
se merece tus lágrimas -- le dijo
-- No lo olvides
Aunque
hubiese tenido algo que decir a eso y no lo tenía, no confiaba en la seguridad
de su voz, porque aún sentía un grueso nudo en su garganta y no estaba segura
de si algún día se le pasaría, de manera que siguió su camino mientras que Will
se quedaba con la amarga sensación de que la decepción que ella estaba
sintiendo en aquel momento, le robaría el brillo y la alegría a sus ojos, lo
que hacía que sintiese el irrefrenable deseo de romperle el alma a aquel
infeliz.
*********************************
·
Dixtero: Criatura alada
con la apariencia de una abeja, pero con el tamaño de un águila, y en lugar de
aguijón, posee unas tenazas en la boca. Con su mordida transmite un veneno, que
si bien no mata, produce un dolor muy fuerte y la herida se torna negra. En el
año 1107 el alquimista Ingrab Messer, en una de sus excursiones en busca de
plantas curativas, vio cómo un venado después de haber sido atacado por una de
estas criaturas, masticaba las hojas de una planta y luego se frotaba la herida
con esta mezcla. Y de ese modo fue como dio con el brebaje que posteriormente
demostró ser tan efectivo en contra de las mismas.
Ya me cambiaste toda la jugada jjajajaja Sam enamorada de Giulian pero y Mael y Will y los demas enamorados de Sam?
ResponderEliminarSiempre me dejas con ganas de maaaas jajaja
Pd: nos leemos a diario :)
Buen día Keila...
EliminarMe alegra tenerte x acá de nuevo, pensé q habías abandonado la historia :-/... pero me alegra saber q no es así :-D...
jajajaja, pues sí un enredo fenomenal, pero no podemos olvidar q debido a su especial ascendencia, atrae a los chicos más de lo normal (suerte q tienen algunas, jeje)...
eso debe emocionarme :-)... lo bueno es q actualizo a diario :-D...
gracias Keila... nos leemos en la próxima... kisses...
No, no, no, no! Si apenas dando las 9am (hora Mexico) me estoy leyendo el capitulo del dia, no te escribo pero SI te leo a diario :)
ResponderEliminarUffff! Quien tuviera una abuela sirena para tener la suerte Sam y traer a todos embobados jajajajajaja
Hasta mañana xoxoxo
Hello again Keila...
Eliminarah ok, pues entonces me alegro de no suspender las publicaciones :-)...
jajajajajajaja pue eso sí, aunque no creo q Danny y compañía estén especialmente de acuerdo con eso, jeje...
nos leemos mañana Keila... kisses