La Magia de Arzhvael

La Magia de Arzhvael
¿Qué es el destino? El destino es un conjunto de hechos inevitables o ineludibles, y existen distintas interpretaciones a cerca de él. Desde el punto de vista religioso, el destino es un gran plan creado por Dios y que no puede ser modificado por nada ni por nadie, algo que se contradice de entrada, con su concepto de libre albedrío. La filosofía en cambio le da un significado algo más amplio. Aceptando que nada sucede por azar, que nada se crea de la nada y que todo tiene una causa, entonces es porque estaba predestinado a suceder desde el momento en el que surgió la causa primaria. Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos resumir la cuestión, en que el señor destino, es una sucesión de acontecimientos que ocurren en diferente lugar y tiempo y cuyas consecuencias afectan al futuro, porque las acciones presentes son consecuencia de otras pasadas y de ellas derivaran las futuras… Adentrémonos pues, en las vidas, acontecimientos y decisiones que han tomado nuestros protagonistas, y veamos que misterios, aventuras o desventuras traerá consigo… El Destino

viernes, 6 de junio de 2014

Cap. 29 Encerrados…



Nurión se encontraba reunido con varios de sus seguidores, aquellos pertenecientes a su círculo más cercano y con algunos otros de quienes escuchaba importantes informes. Ya los Nemhain se habían acostumbrado a aquellas tediosas reuniones donde le presentaban a Nurión los avances en materia de investigación científica, pero ese día en particular, uno de los Läkare acababa de exponer una idea de la que algunos no se habían enterado mucho por no estar prestando la debida atención, pero que generó una inmediata tensión en los que sí.

-         ¿Qué cosa has dicho?  --  preguntó Nurión con voz helada

Los Nemhain miraron al Läkare con verdadera conmiseración, porque estaban seguros que el hombre estaba viviendo sus últimos momentos. El individuo repitió lo que había expuesto de nuevo y los reunidos contuvieron la respiración.

-         Piénsalo, no digo que tendrán el mismo estatus dentro de nuestra comunidad, pero si lo logramos, tendrás un ejército invencible y que solo obedecerá tus órdenes  --  dijo el hombre
-         Ya tengo un maldito ejército que me aseguraron sería invencible, y sin embargo no ha sido así  --  dijo con ira
-         Si me disculpa  --  dijo el hombre con mucho valor en opinión de los presentes  --  los Vänator son simples Nemhain entrenados para matar, pero carecen de las características que te estoy ofreciendo.

Nurión se puso de pie y comenzó a pasearse por la estancia. Lo que aquel infeliz le estaba diciendo iba en contra de todos los principios que había sustentado a lo largo de su vida, pero por otra parte era una idea sumamente atractiva el poder contar con una fuerza letal como la que estaba describiendo. Pensaba que el asunto entrañaba sus peligros, sin embargo, si podía modificarse aquel pequeño detalle que lo preocupaba, tal vez fuese posible.

-         ¿Puedes garantizar su fidelidad?
-         Sí señor  --  dijo el individuo  --  nuestros expertos en modificación de conducta han desarrollado un programa especial para ello, y estos sujetos serán entrenados para suprimir cualquier idea que vaya en contra de una obediencia ciega a una sola persona.
-         ¿Cuánto habría que esperar?
-         Un par de años, tres a lo sumo, los experimentos en crecimiento acelerado lamento decir que han tenido algunos fallos y hemos perdido a los sujetos de experimentación al no ser capaces de resistir las dosis de los compuestos químicos, de modo que aún no podemos garantizar un tiempo menor a ese pero trabajamos en ello. Y lo mejor es que ya no necesitamos a las madres ni esperar por el alumbramiento, porque el Laboratorio de gestación acelerada está en pleno funcionamiento, con lo que se reduciría el tiempo a tres meses en lugar de nueve para el desarrollo completo de los fetos.

El silencio que siguió fue tan largo que no sabían qué pensar, en caso de que les hubiese sido posible pensar algo más que no fuese que aquel individuo estaba arriesgando muy neciamente su vida. Al cabo de casi media hora, Nurión que había estado mirando por la ventana se volvió y enfrentó al Läkare haciendo que todos contuvieran la respiración de nuevo.

-         Si esto se hace será bajo mis condiciones y si no puedes garantizarlas entonces no se hará.
-         Por supuesto  --  dijo el hombre de inmediato
-         Bien, porque si esto es posible, sé exactamente a quienes quiero que utilices   

Una expresión de triunfo se dibujó en el rostro del Läkare pero esta desapareció con la misma rapidez que había aparecido cuando Nurión mencionó los nombres, porque conseguir la colaboración de aquellos individuos, aunque en la generalidad de los casos toda “colaboración” era involuntaria, en aquel en particular era prácticamente imposible.

-         ¿Señor?
-         O se hace así, o no se hace  --  dijo Nurión
-         De acuerdo  --  dijo finalmente el hombre pero estaba muy lejos de sentirse feliz
-         Bien, entonces tienes mi permiso, pueden retirarse  --  dijo mirando a todo el equipo de “científicos”

El Läkare recogió los papeles que tenía esparcidos por la mesa, los metió en un maletín y se levantó junto con los demás para marcharse pero Nurión lo detuvo.

-         Una última cosa Arteithio  --  le dijo y se acercó a él  --  si fallas, tu cabeza irá a adornar junto con las otras mi galería de traidores.

Sin duda lo que el Läkare podía haberse adjudicado como un triunfo, ahora tenía un sabor muy amargo.


Samantha intentó abrir los ojos pero los sentía pesados, así le resultaba difícil ubicarse. Prestó atención a los sonidos a su alrededor pero todo parecía en silencio. Intentó moverse pero sentía sus miembros dormidos, así que comenzó a alarmarse y al mismo tiempo escuchó una voz que le decía que no se moviera, de modo que se esforzó por abrir los ojos de nuevo.

-         Hola  --  dijo una voz, pero ella no lograba enfocar bien

Sin embargo, le pareció ver el destello de unos cabellos rubios y conocía aquella voz.

-         ¿Kenny?  --  su propia voz le sonaba lejana y áspera
-         No, te equivocaste de McKenzie

Las palabras parecían llegarle de muy lejos y la luz le molestaba. Abrió y cerró los ojos varias veces pero aquello parecía tomarle mucho tiempo. Intentó llevarse la mano a los ojos pero sintió que otra mano sujetaba la suya.

-         La luz  --  dijo
-         ¿Intentas decir que te molesta la luz? 
-        
-         De acuerdo, resolveré eso pero no te muevas

A pesar de que escuchó perfectamente la orden, decidió que no se le antojaba obedecerla y volvió a intentar mover su brazo pero fue imposible, de modo que la indicación lucía innecesaria.

-         Te dije que te estuvieras quieta niña

¿Qué le pasaba a aquel individuo? Se preguntó Sam, porque ciertamente no podía moverse, de modo que frunció el entrecejo y lo miró de nuevo.

-         ¿Will?  --  preguntó con extrañeza al identificarlo
-         Bueno al menos ya me reconoces, vamos mejorando  --  dijo el chico

No estaba muy segura de a qué se refería él, su mente era un caos y aquella pesadez no contribuía a hacerla sentir mejor en ningún sentido.

-         ¿Dónde estoy? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no puedo moverme?
-         Vamos por partes  --  dijo él  --  Estoy aquí, porque pensé que no debías estar sola. Estás en el hospital y puedes moverte pero no debes.

Aquello no contribuyó mucho a aclarar las ideas de la chica, de manera que seguía mirándolo con extrañeza.

-         ¿Por qué?  --  preguntó Sam, pero inmediatamente se sintió molesta consigo misma, ya que esa no era una pregunta muy específica y así se lo hizo notar él
-         ¿Por qué, qué?
-         ¿Por qué estoy en el hospital?
-         Sufriste algunas heridas de consideración

Ahora Sam estaba más confundida que antes, porque no encontraba una imagen que se correspondiera con lo que Will le estaba diciendo. Lo último que recordaba era… ¿qué era? Su alarma creció y debió ser claramente visible en su expresión, porque sintió que Will le colocaba la mano en el hombro.

-         Tranquilízate, no te esfuerces, ya irás recordando todo
-         ¿Por qué no debo moverme?
-         Por lo mismo que te acabo de decir
-         Tengo sed  --  dijo después de un rato

Will se movió hacia la veladora, tomó un trozo de algodón, lo mojó y se lo pasó por los labios como le había indicado Alan.

-         ¿Hay escasez de agua?  --  peguntó ella y él sonrió
-         No, pero debes beber con cuidado  --   a continuación levantó con delicadeza su cabeza y acercó un vaso a su boca

Un minuto después estaba dormida nuevamente. Will tomó un pañuelo y secó el líquido que se había derramado por las comisuras de sus labios y volvió a sentarse. Alan le había dicho que pasarían varias horas antes de que recuperase la consciencia por completo. Eve y su madre habían estado allí pero Alan les había dicho que Sam estaría inconsciente y sedada durante muchas horas aún y que no había necesidad de que se quedaran. Sin embargo, después que ellas se habían marchado él volvió a entrar a la habitación y no se había movido de allí desde entonces. Sam había despertado varias veces pero era la primera vez que parecía tener algo de consciencia, lo que lo hacía suponer que iba pasando el efecto de los sedantes y que pronto comenzaría a recordar.  Alan también había dicho que debía evitar los movimientos bruscos y aunque los sedantes evitarían que pudiese moverse mucho, Will decidió que mejor era no correr riesgos y cada vez que la chica había despertado, él había evitado que moviese ninguno de sus miembros.

Contempló su rostro y volvió a sentir ira, ya estaba mucho mejor que cuando él llegó, pero era evidente que quien le había hecho aquello se había ensañado de forma salvaje y solo lamentaba que los Cornwall no le hubiesen quitado la cabeza al desgraciado. Según lo que había escuchado que hablaban Eve y su madre, solo le habían dado una simple paliza y en su opinión aquello no compensaba lo que había hecho, y decidió que esos individuos no la querían tanto como pregonaban si se habían conformado con eso.

El objeto de los pensamientos de Will McKenzie, estaba en aquel momento tirado en una celda con un espantoso dolor de cabeza que se esforzó en ignorar y sintiéndose furioso.

Mael, Danny y Gail se habían sorprendido mucho cuando vieron que los Arzhaelíes eran encerrados en las celdas frente a las suyas y apenas los Krigers abandonaron el pasillo, se lanzaron hacia las puertas.

-         ¿Qué sucedió papá?  --  preguntó Gail
-         Nos portamos de forma poco delicada con McEwan  --  le contestó él
-         ¿Poco delicada?  --  exclamó Peter que había sido encerrado en la celda de al lado  --  Giulian casi mató al infeliz

Una maligna sonrisa de satisfacción se dibujó en los tres rostros y  miraron hacia donde estaba Giulian.

-         Pues me alegro mucho  --  dijo Danny  --  y si de mí hubiese dependido, habría suprimido el “casi”
-         ¡No seas necio Danny!  --  exclamó Iván  --  No somos asesinos.
-         ¿Estás seguro de eso?  --  preguntó Gail  --  Porque ese mal nacido parecía tener intenciones de matar a Sam
-         Pero no lo hizo y ya recibió su merecido  --  porfió Iván

Pero mientras ellos hablaban, Mael había estado observando con atención a Giulian.

-         Giulian  --  lo llamó, pero el gemelo no contestó  --  ¿Giulian, estás bien?  --  insistió el chico
-         ¡Giulian!  --  llamó Jonathan que estaba en la celda de al lado del gemelo
-         Dejen de gritar, está inconsciente  --  dijo Vlad
-         Pero…  --  comenzó Danny
-         Solo eso nos falta  --  se quejó Iván 
-         ¿De qué hablas?  --  preguntó Gail
-         Que este necio se haya dejado fastidiar por McEwan
-         Eso no es justo Iván  --  dijo Vlad  --  McEwan no es ningún niño de pecho
-         Dejen de discutir y hagan algo  --  dijo Danny

Pero en ese momento escucharon pasos y a pesar de la preocupación por Giulian, no pudieron dejar de sentir una gran satisfacción al ver que traían a Garlan y el estado en el que había quedado.

Pasaron algunos minutos sin que nadie dijese nada y luego sintieron pasos nuevamente. Las que llegaban eran una Nyrs y Daira. La Nyrs entró a la celda de Giulian y Daira a la de Garlan. Desde donde estaban los chicos no podían ver la celda de Garlan, pero escuchaban perfectamente.

-         ¡Quédate quieto Garlan!  --  escucharon decir a Daira y unos segundos después la Nyrs llamó a la Arzhaelí
-         Daira, debes venir aquí
-         ¿Por qué?
-         Creo que Cornwall tiene una fractura de cráneo
-         Pues peor para él  --  dijo Daira
-         ¡Daira!  --  exclamaron al mismo tiempo Iván y Vlad
-         ¿Qué?  --  preguntó ella con ira  --  Si son lo bastante salvajes como para querer matarse, entonces que se aguanten. No es mi idea de una tarde agradable, un imbécil con fractura de cráneo y el otro desangrándose con una hemorragia interna.
-         No es mi culpa que Cornwall sea un salvaje  --  escucharon a Garlan  --  y  no supondrás que iba a dejarme apalear sin hacer nada.
-         ¡Cállate Garlan!  --  exclamó Vlad  --  No eres tú el más indicado para señalar de salvaje a mi hermano cuando tú hiciste lo que hiciste.
-         Solo hice mi trabajo, Cornwall
-         Te conviene cerrar la boca Garlan  --  dijo Iván con voz fría  --  porque en algún momento vamos a salir de aquí y  dudo que te agraden las posibles consecuencias de no dejar de decir estupideces.
-         Vete la infierno Iván  --  escucharon a Garlan
Para todos fue evidente, por la inflexión de la voz de Garlan, que este había hablado con los dientes apretados, pero el único que tenía una visión parcial de la celda de Garlan era Mael y vio que en efecto era así pero no por la rabia, sino por el dolor que estaba sintiendo.

Después que Daira terminó de atender a Garlan, Mael vio que se volvía hacia él.

-         Haz el favor de no hacer estupideces. Quédate tranquilo o tu pulmón será historia, al igual que tu estómago y probablemente tu hígado.

Los chicos sonrieron con satisfacción al escuchar aquello, y aunque ya no era sorpresa vieron que los Arzhaelíes lo hacían también.

-         No veo motivo para que rías Cornwall  --  dijo Daira  --  el imbécil de tu hermano no parece que esté mucho mejor.

Daira revisó a Giulian cosa que no le llevó mucho tiempo, porque en realidad no era una fractura sino una conmoción y un par de pequeños cortes en el rostro, aparte de eso no tenía nada más. Daira dejó caer unas gotas de un líquido marrón por entre los labios de Giulian y dijo algo que nadie escuchó a la Nyrs, para luego abandonar la celda.

-         ¿Cómo está?  --  preguntaron Jonathan e Iván mientras que Vlad la miraba con fijeza
-         Aparte de loco, solo tiene una conmoción cerebral, algo que tiene fácil arreglo, pero dudo que contribuya a mejorar su locura  --  contestó ella con acidez y se marchó

Danny, cuya celda estaba frente a la de Iván, lo miró con fijeza y él comprendió que quería decirle algo.

-         ¿Cómo sucedió eso?  --  vio Iván  --  ¿Acaso Garlan estrelló su cabeza contra el piso?
-         No así como lo has dicho, pero en medio de la lucha supongo que efectivamente en algún momento se golpeó la cabeza muy fuerte, pero estará bien, no te preocupes

Habían pasado algunas horas desde entonces y ahora el gemelo despertaba sintiéndose furioso y con aquel enorme dolor de cabeza. Intentó incorporarse y sintió que todo giraba a su alrededor.

-         ¡Maldición!  --  escucharon todos
-         Creo que no deberías levantarte  --  dijo Mael que estaba en la celda frente a la suya
-         Mael tiene razón, Giulian  --  dijo Iván aunque él no lo veía  --  quédate tranquilo, sufriste una conmoción cerebral y tu cabeza te hará sentir miserable si no tienes el apropiado descanso.
-         Maldito McEwan  --  dijo el gemelo
-         Pues yo en tu lugar no me quejaría tanto  --  dijo Gail  --  según lo que pudimos ver y escuchar, él está peor que tú.
-         ¿Cómo que ver y escuchar?
-         Lo trajeron un poco después que a ustedes  --  le informó Danny
-         Aún no he terminado contigo, McEwan  --  gritó Giulian
-         No te molestes, está dormido o al menos eso parece  --  dijo Mael
-         Iván  --  dijo Giulian llevándose la mano a la cabeza  --  ¿Cuánto va a durarme esto?
-         Si por esto, te estas refiriendo al dolor de cabeza, eso dependerá de ti, quédate tranquilo y es posible que con lo que Daira te dio…
-         Espera, espera  --  lo interrumpió él y Mael vio con extrañeza que Giulian había abierto mucho los ojos  --  ¿Con lo que Daira me dio? ¿Eso fue lo que dijiste?
-         Sí, eso dije
-         ¿Están locos?  --  gritó Giulian  --  ¿cómo dejaron que esa mujer se me acercara?
-         A ver genio, por si no lo has notado estamos encerrados al igual que tú, de modo que habría sido algo difícil impedírselo.
-         Un momento  --  dijo Gail con quien nadie podía competir a la hora de hacer preguntas  --  ¿Por qué no podría ella acerarse a ti?
-         Porque ha querido matarme desde que tengo memoria  --  dijo Giulian
-         Vamos Giulian  --  dijo Vlad ahogando la risa  --  Han pasado más de veinte años, olvida eso de una vez
-         Créeme Idem, que intenten matarte no es algo fácil de olvidar.

Tanto los chicos como Peter y Jonathan estaban confundidos, porque la naturaleza de esa información en sí misma era alarmante, pero aunque los dos Arzhaelíes no lo estaban viendo, no se les escapó que Vlad estaba riendo y obviamente era algo que no les encajaba. De modo que o bien Giulian exageraba como de costumbre, o les faltaba información y como Jonathan no le iba muy atrás a Gail en aquello de hacer preguntas y encima le llevaba ventaja en lo que a desvergüenza se refiere, no pudo quedarse callado.

-         Convengo en que las mujeres son criaturas peligrosas, pero normalmente sus instintos asesinos no despiertan sino por motivos muy específicos. De modo que suponiendo que en realidad haya querido matarte, ¿podemos saber qué le hiciste?
-         Nada, y he ahí la razón
-         Vamos Giulian, ni siquiera tú eres tan necio como para…
-         Yo no he dicho nada  --  dijo el gemelo con furia

Como Jonathan no lo estaba viendo, no había notado que quien había hablado era Vlad y no Giulian.

-         Lo que sucede es que Daira se negó a ser un número más en la extensa lista de Giulian e intentó asegurarse de ello dándole cierto brebaje que teóricamente resolvería el asunto
-         ¿Qué?  --  preguntaron Gail y Mael
-         ¿Eso realmente funciona?  -- preguntó Danny a su vez
-         Por supuesto que no  --  dijo Iván  --  no hay nada que pueda crear amor donde no existe, eso solo proporciona una falsa y momentánea ilusión.
-         Eso, suponiendo que funcione y no que se trate de veneno embotellado  --  dijo Giulian
-         Por favor hombre, solo tenía trece o catorce años, ya déjala en paz

En ese momento todos entendieron la risa de Vlad y de hecho Jonathan estaba que se partía de risa también, y aunque los chicos no podían imaginarse a Daira haciendo aquello, finalmente rieron también, pero dejaron de hacerlo muy pronto cuando la puerta de acceso se abrió de nuevo y dio paso a Eve. Gail que estaba frente a la celda de su tío, tuvo dificultades para no continuar riendo al verle la cara a Vlad.

-         Hola amor  --  saludó él
-         Bonito espectáculo  --  comenzó ella mientras caminaba por el pasillo entre las dos hileras de celdas  --  y maravilloso ejemplo para “mí” hijo, su padre, sus tíos y sus primos  --  agregó mirando hacia los chicos  --  encerrados por imbéciles  --  y aunque había comenzado en un tono normal, había finalizado aturdiéndolos
-         Vampi  --  la llamó Giulian y ella lo miró  --  ¿Has visto a Sam?  ¿Cómo está?
-         Si fueses un padrino responsable estarías con ella y no aquí encerrado como un vulgar delincuente
-         Eve… por favor  --  dijo él en tono de súplica

Tanto el tono, como el hecho de que la llamara por su nombre, debieron causar algún efecto en ella, porque suavizó la voz.

-         Mejor, pero Alan le ha estado administrando sedantes tanto para aliviar el dolor, como para que no se mueva y no se cause más daño  --  les informó y después miró a su hermano
-         Sé que no apruebas esto pero si viste a Samantha, sabes que Garlan se merecía lo que hicimos  --  le dijo Iván
-         Son ustedes unos estúpidos  --  escucharon la voz de Garlan y Danny pensó que era una buena cosa que estuviesen encerrados o podrían ir a terminar lo que Giulian había iniciado  --  se los dije y se los repito, tal vez me excedí y por eso acepto la sanción que se me impuso, pero probablemente con lo que hice haya contribuido a salvar su vida, ¿creen que un Nemhain sería más misericordioso?
-         ¡En realidad sí, infeliz!  --  exclamó Danny  --  Porque cualquiera de esos mal nacidos nos quiere muertos y de seguro no se detendrían a “divertirse” como tú lo hiciste.

Mientras ellos hablaban, Eve se había desplazado hasta la celda de Garlan y ahora lo miraba de forma peligrosa.

-         Considérate afortunado Garlan McEwan  --  le dijo la vampiresa  --  porque en realidad lo eres, ya que es la segunda vez que te salvas de mí, pero por tu propio bien, intenta que no haya una tercera, porque estoy segura que no has olvidado que yo podría quitarte tu necia cabeza y no podrías hacer nada para evitarlo.


Mientras los chicos tenían deseos de ponerse a aplaudir, los Arzhaelíes que no estaban al tanto de que el día del nacimiento de Brendan, Eve había tenido intenciones de ir a ajustar cuentas con Garlan, se preguntaban si aquella era la segunda vez que él se salvaba de Eve, cuál había sido la primera. Sin embargo, consideraron que no era juicioso preguntarlo en aquel momento.  Giulian pronto se olvidó de eso, porque aparte del terrible dolor de cabeza, un dolor mucho más lacerante se había instalado en su corazón al pensar en Sam sola en el hospital, mientras él estaba allí encerrado y decidió que Eve tenía razón, era el peor y el más irresponsable de los padrinos.

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